lunes, 30 de julio de 2007

Leo en la bitácora de un amigo que intenta reinventarse. No sé si ésta es la idea que me ronda en la cabeza. Cada día miro las visitas, tan excasas, de mis incondicionales, esperando verles aquí y valorando su paseo por mis páginas, sobre todo teniendo en cuenta que hace más de un mes que no escribo. ¿Es que no me han pasado cosas? Claro que sí. Miles, a cada rato, a cada momento. Ha sido un año tan duro. En realidad, han sido muy duros los últimos dos años. Me he sentido vapuleada por las circunstancias, llevada y traída, como en un vendaval. He perdido los papeles y los nervios varias veces. He llorado tanto, he reído algo y, tal vez, la enseñanza más clara de estos dos años ha sido saber quiénes son mis amigos y hasta dónde. Eso es lo más bonito que me ha pasado, lo más tranquilizador, lo más satisfactorio.
Sabía que la estabilización en mi trabajo me iba a dar el aplomo necesario para hacer lo que debo. Lo sabía. Y ya lo siento. Es curioso, pero obtenida la "potestas" de las urnas, me siento preparada para ejercer la "autoritas". Sé que cometeré errores, seguro. Pero también sé que nunca los cometeré por ser arbitraria. Esa es, tal vez, la mejor conclusión de casi todo esto.
free web counter