jueves, 25 de marzo de 2004

No sé quién me dijo que todos llevamos un burgués dentro. Incluso aquellos que luchamos - o aparentamos luchar por la igualdad de clases, por la dignidad de los más desfavorecidos-. Yo siempre me sentí base, "puta base", descamisada -como gritaba un político de hace unos años-.
Pues no, hoy, sin ir más lejos, he empezado a ser una burguesa más. Y he caído en el peor tópico: desde hoy limpia mi casa una señora filipina. ¡Qué vergüenza me doy!.

lunes, 15 de marzo de 2004

No nos equivoquemos.
Al igual que no todos los vascos son ETA, no todos los árabes son terroristas.
Del mismo modo que, probablemente, la inmensa mayoría de los que iban en ese tren no estaban a favor de la guerra que, al final, les ha matado.
No nos igualemos a la Bestia.

jueves, 4 de marzo de 2004

El Tribunal Constitucional español ha entendido que el ruido atenta contra los derechos individuales. No sé qué entiende el Tribunal que es ruido, no he leído la sentencia, pero me imagino que califica como tal la música alta, preferentemente moderna. A lo mejor se refiere al ruido de las máquinas y de los coches.
El Alto Tribunal quiere que los ciudadanos españoles vivamos tranquilos, sosegados, en paz. Por eso pienso que, tal vez, el Tribunal se refiere a otro ruido, el de las balas, el de las bombas, el de las guerras, el de la violencia, el de la miseria, el del hambre, el de la rabia... O no. No sé por qué, creo que no.
Es curioso que en un mundo "globalizado" como el nuestro, donde las noticias del otro lado del mundo se conocen, en tiempo real, en esta orilla, donde el movimiento de una empresa en Japón puede provocar, por ejemplo, la caída de la bolsa en París, ese ruido del que hablo, el de la pobreza y la injusticia, no nos llegue aquí. Y es triste comprobar cómo no entendemos que ese ruido sordo, potente, penetrante y aplastante atenta, igualmente, contra nuestros derechos individuales. Qué pena me da pertenecer a este mundo sordo.
Gastamos miles de millones en ir a Marte a descubrir vida, pero no somos capaces de conseguirles a los que nos rodean, más o menos creca, una vida mejor aquí. Curioso, cuanto menos.


P.D. Esperanza Aguirre dice que, cuando dijo que dimitiría si no reducía en dos años las listas de espera para intervenciones quirúrgicas a un mes, se refería a las operaciones de juanetes.
Yo no oí eso, la verdad. ¿Será por qué había mucho ruido cuando lo dijo?. ¿Será que el ruido me dejó sorda?.

lunes, 1 de marzo de 2004

Tengo en mi mesita de noche varios libros. Y los estoy leyendo -y releyendo- todos a la vez. Una amiga entró este fin de semana y al verlos no pudo dejar de poner de manifiesto algo de lo que yo ya había sido consciente antes: mis amores me hacen más culta. Y como mis amores son, como diría yo, algo exóticos, mi cultura socio-política se amplía generosamente.
Ahora estoy leyendo el libro de Mercedes Gutierrez sobre la guerra-invasión de Irak, un estudio de un judío sobre la política de exterminio de Sharon contra el pueblo palestino, el libro de Alejo Carpentier, que tanto me inquietó y sorprendió hace unos meses, sobre la rebelión de los esclavos haitianos y todos los artículos que he ido recopliando sobre la situación política en Venezuela.
Y luego habrá gente que se queje de tener el amor tan disperso.
Como me decía mi amiga, sólo me falta enamorarme de un habitante del Tibet o de Cachemira. Todo se andará.
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