viernes, 8 de mayo de 2009

Descubrir que el sexo, el buen sexo, está en el cerebro me ha dejado noqueada. Da igual que sean las 4 de la mañana, las 5 de la tarde o las 9 de la noche. Da igual que él tenga la edad que tiene, que yo esté saliendo de una historia triste y degradada (o quizá por eso), da igual que se esté cansado por dormir poco o agotada por el trabajo. Cuando la conexión funciona, cuando eres capaz de percibir claramente que la química, que las palabras, que las miradas, que los gestos y las caricias no hacen más que estimularte, estimularle, cuando eso ocurre, el sexo está en otra dimensión. Y yo no lo sabía hasta ahora.
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