martes, 29 de noviembre de 2005

El día empezó gris, pero se fue tornasolando. Risas y decepciones. Como la vida, pero todo en uno. En un día. Una historia que acaba y otra que se vislumbra. Sin saber cuál es la buena, cuál es la que sirve para llenar huecos. Tal vez ninguna.

jueves, 24 de noviembre de 2005

Hace meses, mientras me sumergía en aquella piscina caliente de agua salina y dejaba que me rodeasen las burbujas, decidí que no me iba a afectar nada que tuviese que ver con ese trabajo. Decidí que lo haría con la mayor eficacia posible, porque soy así y porque mis compromisos y lealtades me impiden hacer otra cosa. Cada día un granito de decepciones va llenando el recipiente, pero no lo siento, no me preocupa. Hace meses decidí asumir que esta es una etapa más que hay que cumplir y que cuando acabe una se va a su casa sin más. Lo único que hay que perseguir es llevar la cabeza en alto, la conciencia tranquila, los principios intactos, limpios. Por eso me tomo a risa algunos enfados y cabreos, algunas decepciones. Igual no me entienden, pero es bien fácil: hace meses que decidí ser eficiente y asumir que hay cosas que no se cambian, porque ni se puede ni se quiere. Y da tranquilidad, de verdad.

martes, 22 de noviembre de 2005

Treinta años, sí. Hoy hace treinta años. Toda una vida. Toda mi vida. Escasos recuerdos, algunos importados de otras memorias, otros inventados sobre imágenes fijas. Una sonrisa eterna, unos ojos negros vivos. Y sobre ellos el mito. Como cada año, hoy treinta.Ya, casi sin darse una cuenta, siendo consciente de cada minuto que ha pasado. Treinta años hoy.

sábado, 19 de noviembre de 2005

Como una célula fotovoltáica, dejando que el sol, la luz y el espíritu de esta ciudad mágica se me cuele por todos los poros. Paseo sola por sus calles, por sus plazas, por sus ruinas y la huelo, la inhalo, me la llevo para siempre en la retina, en la piel, en la nariz. Y pienso, pienso mucho, en lo lejos que está mi mundo. Esta mañana, desayunando, se lo contaba. Cuando el viaje es corto, como este, tardo apenas dos horas en olvidarlo. Cuando el lunes vuelva a sonar el despertador y haya que volver a la lucha diaria, mi visita a Medinat Al-Zahara de esta mañana será un sueño, como el de la favorita adorada para la que, dice el cuento, que la ciudad se edificó. Me quedan las imágenes tomadas con el móvil para recordarla, pero una máquina no captura el paisaje, la luz, la neblina, el sol débil con que me recibió el recinto. Volveré con él, en eso hemos quedado. Ojalá la magia siga allí.

viernes, 18 de noviembre de 2005

Y Luis se hizo carne. Y resultó ser un chico agradable, atractivo, simpático, tímido, educado, todo un caballero y sencillo. Este rasgo es el que impedirá que haya algo más que amistad entre nosotros. Su vida es sencilla y no debería complicarla. Soy yo la que no debo ser egoista y dejarle vivir. Porque me gusta su compañía, me siento relajada, tranquila, a gusto con él, debo dejar que su vida no se complique más de lo necesario. Sí, ya lo sé, el que no arriesga no pierde, pero tampoco gana. Pero igual el juego no merece la ganancia. O igual sí. En fin, mañana, en nuestro desayuno furtivo, intentaré que hablemos de esto. O igual no, igual dejo que la conversación fluya por lugares agradables, luego cogeré mi tren volveré a Madrid y quién sabe lo que deparará el futuro.

martes, 15 de noviembre de 2005

Luis empieza a difuminarse en el ciberespacio, a convertirse en un ser irreal, transparente, un ente. A pesar de sus mensajes al móvil, de sus llamadas intermitentes, de sus conversaciones entrecortadas. Se ha convertido en rutina abrir el programa de mensajería instantánea y encontrarle allí, conectado o no, y esperar la conversación de rutina. "Qué tal tu día", "qué tal las clases", "sigues enfadado con tu jefe", "cómo ha ido el juicio o la inspección", "qué tal los chicos". Ni siquiera le da realidad el icono que reperesenta una rosa con el que inicia y termnina cada conversación. Este modo de comunicarse completa a la carnal, pero no puede sustituirlo y la fuerza del principio se ha desvanecido totalmente. Igual es mejor así. Igual no debería ni siquiera intentar la aproximación personal. Igual habría que dejarlo morir, dejar de conectarse, mostrarse siempre ocupada y dejar que muera por agotamiento.

lunes, 14 de noviembre de 2005

Estoy cansada de ir a estos sitios sola, de llegar en taxi sola, de descabalgar las mesas llenas de parejas porque voy sola, de no tener a nadie que me busque una copa, me saque a bailar, me acompañen a casa después. Estoy harta de hacer tantas cosas sola.
A veces, es verdad que no necesito a nadie, que me molesta la compañía de alguien, pero en noches como la del sábado me sentí sola y no me gustó. Afortunadamente, una tiene este carácter y parece que siempre está alegre. Lo parece.

viernes, 11 de noviembre de 2005

¿Cómo puede una enfadarse con un hombre que se da cuenta de que has cambiado de peinado? Se acerca sinuoso, sonriente, te coge de la cintura y al oído te dice que te sienta bien, que te ves guapa. Así no se puede mantener la más mínima dignidad. Por eso, cuando te dice, encogiendo los hombros que él no tiene nada que ver con el origen de tu enfado, que él no sabe nada, tú vas y le crees. O haces que le crees. En realidad, igual no se te acerca así, no te sonríe de manera especial, no te mira ni te susurra, pero cada una ve la realidad como quiere. Y este hombre tiene la capacidad de hacer que caigan mis barreras, mis autosuficiencias y mis falsos orgullos. Cuando me ofrece una cita con café, los puentes levadizos han caído, la muralla es absolutamente accesible. Canalla.

jueves, 10 de noviembre de 2005

Ella es especial, sin duda. Un aura de paz, de inocencia, de ingenuidad la rodea. Vive en la mentira de la belleza y lo sabe, así que busca otros criterios para formar sus afectos. Le pregunto sobre el físico y siempre responde lo mismo. "No lo sé. Yo sólo te veo el alma" Y lo mejor es que estoy absolutamente convencida de que es cierto, de que está dotada de medios extras para reconocer lo de dentro, para no dejarse llevar por lo de fuera, para bien o para mal. Es una luchadora nata, una mujer sacrificada y dura, que puede conseguir lo que se proponga. La vida la ha puesto al límite demasiadas veces para que ella no sepa valorar cada gesto, cada risa, cada guiño, cada mirada, cada abrazo y cada sinceridad. Hoy ha entrado en este diario sin candado y se ha entusiasmado sabiendo que puede estar en contacto conmigo con una simple tecla, como si yo no supiese que siempre está conectada a mi, porque me tiene en la mejor parte de sus pensamientos. Me encantará verla por aquí más a menudo. No suple el encuentro personal, claro, pero los tés cibernéticos tampoco están mal. Bienvenida Elfo.

martes, 8 de noviembre de 2005

Por ahí no. Por ahí no vas bien. Si algo tengo seguro en esta vida son mis afectos, el origen y la causa de mis afectos. No soy ciega, veo los defectos, pero los perdono porque las virtudes los compensan con mucho, con muchísimo. Tu crítica a los amigos es ruín, falsa, falta de rigor y no voy a permitirla, no en mi presencia. Y me pides silencio y discreción. Tú, un recién llegado, sin ningún derecho previo más que algunas de tus conexiones, que no todas. Aún así, criticas lo sagrado y ahí no, ahí molesta y tú no tienes derecho a hacerlo. Lástima, tu incontinencia verbal y tu sectarismo te han hecho perder tantos puntos frente a mi. A tí te dará igual, lo sé, pero a mi no. Desde ahora pasas a engrosar la lista de conocidos a los que se sonríe por compromiso, por conveniencia, por educación. Y eso que me caías bien, pero por ahí no, por ahí no paso.

sábado, 5 de noviembre de 2005

Por fin sucedió. Casi tres años después de que los avatares del ciberespacio y su torpeza me obligaran a crear una cuenta privada, anónima, irreconocible, con un nick que reflejaba claramente cómo me sentía en ese momento, he borrado su nombre. Tres años esperando una respuesta que nunca llega. Es lo que tienen los cobardes y ruines que no tienen en cuenta el sufrimiento que esparcen a su alrededor, con su mirada inocente, esa de "¿he sido yo?". Cierto que ya hace meses que esa cuenta no sirve para que él me hable. Se ha convertido en un sitio divertido y picante. Y ahora también en un lugar de charla agradable. Por eso, esta tarde he procedido a borrar ese nombre, siempre en rojo, que se había convertido en parte del decorado.
Acostumbramos a despreciarlos, nos apartamos cuando están cerca, no soportamos su olor, su presencia sucia. Yo lo hago, lo reconozco, sin pensar de dónde vienen, qué historia ocultan, qué pasó para que acabaran tirados en la calle, cómo eran en su vida convencional, normal. Ayer, camino del trabajo me encontré con un grupo. Uno de ellos bebía a morro de una botella de alcohol que se acabó. Entonces se levantó, se dirigió a una papelera y la tiró allí. Más civismo y educación que muchos de los que nos vanagloriamos de ser ciudadanos de primera, insertados en el sistema. Me dió una lección el mendigo, la de no juzgar a nadie a priori. Voy aprendiendo.

miércoles, 2 de noviembre de 2005

No hay nada como un argentino adulador para alegrarte un duro día. "Funsionaria, casa propia, veinticuatro años... Vos sabés que el médico me resetó algo así?". Qué se puede hacer ante esto, sino sonreír. "Por qué trabajás tanto?. Para qué querés tanta plata?". Firmo los papeles y al marcharse, dos besos y de nuevo el coqueteo. "Cuándo es que vos salés a tomar una copa?". "Vendré a supervisar la instalasión de la caldera. Tengo tú teléfono, gallega".
Menos mal que quedé tan tarde con él. Al menos un día cansado, triste, decepcionante y largo ha terminado con una sonrisa.
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