martes, 24 de junio de 2008

Hogueras de S. Juan
Le temblaron las piernas, el sudor empezó a brotar de su frente y un hueco en el estómago pareció abrirse como un boquete negro y oscuro. Por un momento, un largo momento, sintió vertigo y dudó. Dudó si debía aceptar su oferta, tan deseada desde hacía tanto tiempo. Sabía que esta vez, casi con toda probabilidad, iba a ser verdad, que ahora sí. Y sintió que todo el peso de la decisión estaba en sus manos, que la decisión era suya, solamente suya. Y entonces, la atenazó el miedo.Un miedo atroz a ser desleal, con él, consigo misma. Y no se gustó en esa tesitura. Entonces supo que no iba a hacerlo, que esta vez, en la que casi con toda probabilidad iba a ser que sí, sería ella la que dijera que no. Se recordaba a sí misma hace unos meses, sabiendo que la misma propuesta habría sido inmediatamente acpetada, por deseada. Pero hoy no, no era capaz, no podía, hoy ella diría que no. Él la ayudó, relajó la presión y dulcemente le dijo que no pasaba nada, que otra vez, tal vez...
Entonces dejó de temblar y de sudar, su estómago se tranquilizó, desapareció el vértigo y se dió cuenta de que debía de quererle mucho para no haber hecho lo que había estado a punto de hacer.

martes, 10 de junio de 2008

Me dice que me quiere y me lo demuestra. Habla de nosotros en plural. Junto a los críos, somos una familia. Y pese a mis agobios en algunos momentos, me gusta. Quedan flecos sueltos. Pero se ha desbloqueado y me ha dejado entrar y me siento a gusto, calentita, cobijada, protegida, necesaria, importante.... ¿feliz? Muy cerca de ello, supongo.

lunes, 9 de junio de 2008

Ayer tuve un "acceso de pánico" al verme con Manuel y los niños. Sé que influye la descarga de hormonas que provoca estar lunar (qué cursi, ¿no?), pero hoy me siento triste por ello.
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