miércoles, 29 de septiembre de 2004

Vacaciones solidarias. Sin necesidad de irme a ningún país lejano. Aquí cerquita. El placer de hacer algo por los demás, de dedicar mi tiempo a otros. Lo hemos logrado y sé que llegará a donde tiene que llegar porque confío ciegamente en quienes lo van a hacer llegar a donde tiene que llegar. Me siento bien. Terriblemente cansada, pero muy satisfecha. Y además, he reído y he disfrutado de la compañía de mis amigos. "Somos como una familia". Cierto. Gracias por dejarme participar en esta tarea. Os quiero.
¡Qué lejos parecías! Y no sólo físicamente. ¡Qué paz!. Como despertar de una pesadilla. ¿Durará?

martes, 21 de septiembre de 2004

En apenas unos días hará diez años que llegué aquí. No puedo decir que parece que fue ayer. No es así. Si hago un repaso mental sobre todas las cosas que han pasado, me doy cuenta de que me han pasado muchas, muy importantes, muy bonitas, muy tristes también. La vida, en fin.
Pero de todas las cosas que han pasado, la mejor, la más intensa, la que más cuenta es que me he encontrado con vosotros, mis amigos. Con vosotros he reído, he llorado, me he divertido, he trabajado duro, me he ilusionado, he vivido el amor, el desamor, el amor, otra vez. Vosotros me habéis consolado, me habéis reñido, me habéis querido, me habéis escuchado, me habéis repetado, me habéis admirado y me habéis reprochado los fallos tenidos.
De entre todas las cosas que he apredido con vosotros, la más importante ha sido nuestra capacidad para tocarnos, abrazarnos, y decirnos una y otra vez, cuánto nos queremos. Y lo digo yo, que tímida patólogica a la hora de demostrar lo que siento, he tenido que rechazar los miedos y decirlo. Te quiero, M, te quiero, C, te quiero, Y. Os quiero a todos.
En estos días que he estado triste, cabizbaja y llorosa, vosotros habéis sido los que me habéis rodeado de amor y de mimos. Nunca os lo agradeceré lo suficiente.

viernes, 17 de septiembre de 2004

"A ti te dan morbo los que tienen pareja..."

morbo
(Del lat. morbus).
1. m. enfermedad (alteración de la salud).
2. m. Interés malsano por personas o cosas.
3. m. Atracción hacia acontecimientos desagradables.
(Diccionario de la Real Académia)

No lo sé, J, amigo. Pero recuerda que el que más sufre es el enfermo.
Dejarse llevar. Como en el baile. Dejar que tu pareja te guie. Relajarte, disfrutar del paisaje. Mirar con calma. Sin tensión, sin precaución. Paz. Creo que me lo merezco, al menos tanto como cualquier otro. Pero no. Siempre en guardia. Con cuidado. Y agota. Mucho. Estoy muy cansada. El destino no merece el viaje. Sólo queda la opción de quedarse en casa, pues. Escondida. Asustada. Ojalá haga sol mañana.

jueves, 16 de septiembre de 2004

Hoy estoy muy enfadada. Conmigo misma, esencialmente. No me gusta cómo he gestionado la situación. No me gusta, porque no controlo los hilos. Y no estoy acostumbrada a ello. Y no he debido dejar que esto llegase a este punto. Y debía haber sabido que llegaría ahí, porque lo he fomentado yo misma. Por eso, hoy estoy enfadada. Y mucho.

lunes, 13 de septiembre de 2004

I.
Siempre dije que en este trabajo mio se produce una transmutación genética a los tres años de la toma de posesión. A partir de ese momento, se desata una cadena de circunstancias que hacen que personas normales, trabajadoras, leales, sencillas, se conviertan en ladinos intrigantes, engolados sujetos, prepotentes. En ese momento, parece como si el virus de la arrogancia, encapsulado y dormido en su organismo, empezase a producir efectos infecciosos, perniciosos. No he encontrado otro modo de explicar ese cambio radical en algunos conocidos. Hay gente a la que no le ocurre, claro. Supongo que porque han generado en su cuerpo el antivirus.
El sábado hizo tres años que tomé posesión. Creo que estoy vacunada, pero por si acaso no fuese así, os pido a los que me conocéis, a los que me queréis, que me internéis, rápidamente, en el sanatorio correspondiente. Nunca nada me pareció más odioso y no quiero parecerme a esos monstruos. ¿Trato hecho?. Gracias, me quedo más tranquila.
II.
Ayer me pasé parte de la mañana visitando farmacias y centros de salud, buscando la píldorita esa del día después. Evidentemente, no era para mi. Lo que yo temo el día despúes, en esas circunstancias, no se cura con la pastilla. Además, yo nunca pondría remedio a eso, si es que ocurriese.
Me acordé de esas veces que, siendo más joven, daba mi nombre y mi imagen al botecito del pis en los laboratorios de análisis, porque a mis amigas les daba pudor. A modo de esponsor, vamos.
Él me lo agradeció. Y ella parece que se avergonzó cuando él se lo contó.
En realidad, todo fue extraño. Verle con ella, reírme con ella, saber tanto de él, incluso notar sus miradas, sin poder decir nada, disimulando la enorme confianza que tenemos. "En privado no eres tan modosita", me dijo en un aparte. Ese es nuestro trato, nuestro juego. Lástima que ande ahora suspendido. Nos hemos citado para dentro de unos días. "Ya veremos cómo te saludo entonces". Ya veremos.

miércoles, 8 de septiembre de 2004

¿Qué posibilidades hay de que, en una ciudad como esta, con miles de licencias, cojas dos veces el mismo taxi? ¿Y de que el taxista sea ese al que una noche de parranda le diste, en un acto de locura, la tarjeta de visita de tu trabajo cuando te pidió el teléfono para quedar contigo otro día? Uy, pues casi. ¡Qué susto me llevé!

lunes, 6 de septiembre de 2004

Simpática y radical. Así soy yo. Pues me gusta, tú.

viernes, 3 de septiembre de 2004

Ayer, cuando me desperté y encendí el móvil, el pitido del mensaje me anunció su llamada perdida en la madrugada. Sonreí. Como en los viejos tiempos. Cómo me enganché a su sonrisa, a sus palabras, a sus gestos, a su cariño. Cómo me desazonaba pensar que no me deseaba, que no le resultaba atractiva.
Hoy, que el deseo de la carne ha desaparecido, que sólo queda el inmenso cariño, la complicidad de habernos tocado, el conocimiento de las claves que sólo él y yo entendemos, todo ha vuelto a su cauce. Nunca debió ser de otra manera. O tal vez sí, tal vez fue necesario para llegar aquí. "Habibi, me encantó encontrarme tu llamada esta mañana. Besos. Warda".

miércoles, 1 de septiembre de 2004

Feminización de la pobreza. Menuda expresión. No significa que la palabra pobreza sea del genero femenino, que también. No, es que ahí donde haya pobreza, las más pobres son mujeres. Es como la Ley de Murphy. Toda situación, por muy mala que sea, siempre es susceptible de empeorar. Pues eso. Lo peor. Y digo esto porque hoy he oído una noticia que ha hecho que me acuerde de esta expresión. En una revista conocida Amenábar reconoce su homosexualidad. Era de todos conocido. Al menos, yo lo sabía. Pero es bueno, sobre todo para él, supongo, decirlo al mundo, con la cabeza alta. ¿Por qué no?. Y he pensado que, otra vez, son más ellos los que lo hacen. Y he pensado que llevan la delantera en esto también, porque la sociedad -todos nosotros- sigue dándoles más crédito, más comprensión, más poder a los hombres. Sería algo así como la feminización de la hipocresía, de la mentira, del que dirán, del miedo...
free web counter