sábado, 30 de diciembre de 2006

No me gusta el fin de año. Me hastían los contínuos resúmenes, repetidos una y otra vez, ese afán de echar cuentas para ver el saldo. Hoy, además, las noticias desagradables se acumulan y yo me siento profundamente pesimista respecto a cómo son mis congéneres. Si a eso unimos el influjo irremediable de la luna en mi estado de ánimo (malditas hormonas incontroladas, incontrolables), el fin de año se va asemejando a un martirio chino. Y todavía quedan dos días casi completos.
En cualquier caso, deseo profundamente que el 2007 sea dichoso y lleno de cosas buenas, que llegue pronto y que la rutina, controlable, controlada, llegue pronto a mi vida, ya que no se prevé, a medio plazo, una revolución tal en mi vida que la haga desconocida, divertida, excitante y renovadora.
(Jo, qué post más pesimista, pero es que el día no da para mucho más. Otro día será mejor...espero)

martes, 19 de diciembre de 2006

Provocadora, así me calificó. Y me gustó. Fue divertido ser totalmente consciente del juego corporal, el juego gestual (¿se dice así?), el juego de la mirada y de la voz. Dos personas libres, sabiendo lo que quieren, sin riendas. Fue divertido y liberador después de tanto tiempo recibiendo propuestas zafias y controlando lo que se siente, lo que se desea, porque no puede ser, todo a partes iguales. Tendré que hacer resumen de los calificativos recibidos en los últimos tiempos... Provocadora....

martes, 12 de diciembre de 2006

Ahora que se está hablando tanto de la muerte de dictadores, de recuperaciones de memoria y de todas estas vainas, me surge una pregunta. ¿Por qué nunca he oído a ningún dirigente del partido conservador renegar nunca de nuestro dictador, ese golpista que se murió mandando, a los pocos días de haber firmado varias penas de muerte? Se les pregunta por el chileno y te salen con el cubano. ¿Y el nuestro? Nada. ¿Abrir heridas?, ¿quién no las ha cerrado?. Y hete aquí que acabo de compartir urinario con Dña Mercedes de la Merced. Sí, esa dama, conservadora, claro, que dijo que con Franco se vivía mejor. ¿A que va a ser eso?. Que siguen siendo profundamente franquistas, digo.

miércoles, 6 de diciembre de 2006

Tengo fama de tener buena memoria. El truco es sencillo. Se trata de unir unos hechos con otros, que te sirven de referencia. Así, basta con recordar uno y los demás caen sinuosos, unos detrás de otros, como las perlas de un collar cuando lo vas deslizando por el suelo desde la altura.
Pero ultimamente los días se parecen unos a los otros demasiado y no soy capaz de recordar. Datos que, hasta ahora eran fáciles de ubicar en el tiempo y en el espacio, ahora se me difuminan y no soy capaz de engancharlos a ningún otro, a la perla precedente de mi imaginario collar. Y me siento desconcertada y desorientada. A ver si las vacaciones lo arreglan.

lunes, 4 de diciembre de 2006

Depurar
(Del lat. depurāre).
1. tr. Limpiar, purificar. U. t. c. prnl.
2. tr. Rehabilitar en el ejercicio de su cargo a quien por causas políticas estaba separado o en suspenso.
3. tr. Someter a un funcionario a expediente para sancionar su conducta política.
4. tr. Eliminar de un cuerpo, organización, partido político, etc., a los miembros considerados disidentes.

Hace unos días acudí a un acto entrañable, pero serio, formal, a la vez que tierno, sereno y reivindicativo, sin estridencias. Se trataba de rendir homenaje a los que tuvieron que marcharse porque pensaban distinto y defendieron la legalidad, en la que creían.
El libro y la exposición que acompañan al homenaje muestran las pruebas palapables de la barbarie. "Dada su colaboración con el gobierno rojo y marxista, no merece que se respeten las garantías procesales". Nunca he leído algo tan duro, tan contrario a todo lo que creo como esa frase, plasmada en cada resolución del Tribunal "depurador" de la Universidad de Madrid.
Al terminar el acto me acerqué a uno de los hijos de los reperesaliados y le pedí perdón por la tardanza, por la vergüenza, por la cobardía. Me temo que nunca será suficiente.
¿Deja un dictador de ser dictador? ¿Se le debe llamar ex-dictador? ¿O sólo no es dictador, no asesina, secuestra, amputa libertades, machaca conciencias, roba y destruye simplemente porque no puede, porque no le dan opción?.
No, no me da pena saber que se muere; no, no quiero que se muera, no sin pasar por el banquillo de los acusados, sentarse en el mismo sitio donde él puso a sus victimas, pero esta vez sí, esta vez con garantías, las que nunca dió.
Se va a consumar la injusticia y a mi me da repugnacia estar cerca. Ver la ceremonia, el paripé, la falsedad es demasiado fuerte, incluso, para alguién tan poco escrupulosa como yo. Saldré a la calle a respirar el aire fresco que ahora mismo me falta.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Hoy hace 31 años mi madre tenía 33, mi hermano apenas 3 y yo estaba a punto de cumplir 8. Y nuestra vida cambió para siempre hasta ser la que es hoy.

martes, 14 de noviembre de 2006

Me despierto y a los pocos segundos se instala ahí, justo bajo el esternón, se retuerce poco a poco y comienza a apretar. Y ya no se mueve en todo el día. Yo lo ignoro, conscientemente a veces. Otras el trabajo, las charlas, hasta las risas hacen que no me de cuenta de que está, que casi me olvide de que está. Entonces se revuelve, se retuerce más, se revuelca por mi estómago y yo vuelvo a ser plenamente consciente de él. Un té a media tarde lo calma algo y luego el cansancio lo adormece, hasta que me despierto y vuelve a instalarse ahí, en el mismo sitio cada día, doloroso, familiar, casi compañero.

lunes, 13 de noviembre de 2006

En el armario frente a mi mesa en mi desapacho de la Facultad hay una fotocopia en color de una foto. En ella aparecemos tres personas. M. C., morena, preciosa, con sus ojos negros grandes, vestida de flamenca en la feria de mi ciuda; a su izquiera estoy yo, con una camista de rayas roja y blanca, sonriendo a medias. Nos enmarca S, amigo de ambas. Ese día fue un reto para todos. Aparecimos los tres juntos, cuando M. C. tenía prohibido el trato con S. Y desafiantes dejamos prueba gráfica del encuentro, rodeados de compañeros y ex-compañeros. Disfrutamos ese día y M. C. dio otra prueba de su valentía, esa que no se le presume debido a su dulzura en el trato.
El otro día hablé con los dos. Hacía mucho que no sabía de ellos. S, después de los avatares de su vida, estaba esperando a su tercer hijo, hija, Rocío, que llegó al poco sanota y rosada, como me dijo en su sms. M. C. me habló de su divorcio, después de años de soportar el maltrato piscológico de su marido, ese que no se ve, pero que se intuye, que la redujo a un trapo inútil, que la tachó de mala madre y peor esposa, que la dejó inservible, hasta que en un arranque de valentía, otro de los que no te imaginas sabiendo su forma de ser dulce y serena, dió el paso y le echó de su vida, hace sólo unos meses. Ambos recibieron mis besos, abrazos y promesas de visita y cariño.
Respecto a mi, poco ha cambiado desde esa foto, casi nada...

viernes, 10 de noviembre de 2006

Últimas noticias me desasosiegan. Como diria Obelix, estos romanos -occidentales- se han vuelto locos. Y lo peor es que nos volverán locos a nosostros, a todos. Después del numerito de los líquidos, que impedirán que una suba al avión con su maletita fin de semana, sin tener que esperar a ver cómo se la pierden y se queda sin lo poco que suele llevar para viajes cortos, viene el numerito de la ensaimada. Ahí debo reconocer que, como decía D. Manuel, España es diferente. ¡Pues claro!. ¿A quién se le iba a ocurrir calificar a la ensaimada como arma de destrucción masiva? Ni a la sobrasada. ¿Y un bocadillo de tortilla española con el huevo poco hecho, como a mi me gusta?. ¡¡¡Armas de destrucción masiva!!!! Qué tontería. Otra cosa es el colesterol, los triglicéridos y la glucosa. ¿Guerra química?. Quién sabe.
Tal vez deberíamos preguntarle a la Ministra de Sanidad surafricana, experta entre las expertas. Ya sé, ya sé. El ajo no cura el SIDA, pero pone serios impedimentos al contagio. Porque, a ver, ¿quién ha ligado después de comerse una tapa de patatas al alioli?. No iba tan descaminada la muchacha, no.
Y a propósito de D. Manuel... Estaba yo tumbada en la camilla del Centro de belleza, recibiendo un masaje relajante cuando la masajista me soltó el chisme. "Ahí llega D. Manuel". Sí, sí, en carne mortal, D. Manuel va al mismo Centro de belleza que yo. "Mala publicidad", le dije. Acude a rehabilitación de su rodilla. Pobre. ¿Secuelas del baño en Palomares o excesos de sobrasada? Y volvemos a las armas de destrucción masiva. Si es que el mundo es un pañuelo.

domingo, 5 de noviembre de 2006

Sadam Husein condenado a morir en la horca. Me dan escalofríos y no es porque estemos en noviembre. Morir en la horca. La humanidad, en pleno siglo XXI, dando a luz titulares propios de hace siglos, volviendo a la prehistoria. Qué poco avanzamos, por mucha tecnología que pretendamos poseer. La maquinaria del Estado, del pobre, frágil, intervenido Estado irakí cayendo en los mismos errores de siempre. Yo hoy siento frío. Y no es porque llueva en la calle -y dentro de casa-, el día sea triste y sea noviembre.

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Noviembre, otra vez. Como cada año. Este empieza con sol, calentito, incluso. Pero a mi se me empieza a colar el frio por los huesos. El frío que llegará, poco a poco. Ojalá tenga mucho trabajo, muchas cosas en la cabeza y no pueda pensar en noviembre, en sus fechas, en sus días, en sus efemérides. Con lo ternita que ando, noviembre no es buen mes. Y luego, de golpe, como en un tobogán, caer en diciembre y sus parafernalias. En Madrid ya están colgadas las luces, aún apagadas, pero ya colgadas. Cada año antes, cada vez más en noviembre. No me gusta noviembre.

domingo, 15 de octubre de 2006

Compro tiempo, kilómetros de tiempo, hectáreas de tiempo, arrobas de tiempo, hectólitros cúbicos de tiempo. Si el tiempo todo lo cura, yo necesito un tratamiento de choque, intenso, intensivo.

viernes, 13 de octubre de 2006

¡¡¡Qué bien lo cuenta Millás -claro- en la Última de EL PAIS!!!. Antes de lo de Corea, el mundo ya estaba jodido. Pero nos empecinamos en insistir en la condición de tirano loco y egocéntrico de su mandamás. ¿Tal vez para intentar autoconvencernos de que los mandatarios del resto de los paises que conforman el selecto club de la bomba atómica son demócratas humildes?.

miércoles, 11 de octubre de 2006

Y sí....
Hace años había una revista que titulaba una sección con la frase "Qué hubiera sido de mi vida si....", que contenía siempre una historia truculenta, enviada presuntamente por una lectora, en la que la chica cogía la calle en vez del parque, sufría una violación, se enamoraba del tipo y acababa teniendo un hijo, siendo una desgraciada y sola.... más o menos.
Intrépida, siempre me negué a formular esa pregunta, para lo que me armé desde siempre de la suficiente responsabilidad para aceptar las consecuencias de lo hecho. Una cosa necesita de lo otro.
Por eso, en esta situación en la que todo ha quedado en el aire, no puedo más que sentirme frustrada y, por tanto, profundamente triste, cuando no ansiosa. Y mira que sé cuál hubiera sido el resultado, desastroso, pero la incertidumbre impide cerrar historias, pasar página y sonreir.
Me habría hecho "ferrarista" acérrima, habría aprendido las virtudes del chip, me habría informado sobre las ventajas terapéuticas de uno u otro tratamiento del carcinoma de partes blandas, igual que habría aprendido la mezcla exacta necesaria para conseguir el mejor hormigón, si se hubiera dedicado al hormigón....
Pero no me dejó. Le eché con mis mimos, según dijo. Y él me echó a patadas. "Ñoñerías", así llamó al último puntapie. Y aunque sé cuál hubiera sido el resultado, no puede dejar de preguntarme, inúltimente, "y sí....". Y así me quedo, frustrada y triste, "ternita", como dice mi amiga Greta.

lunes, 25 de septiembre de 2006

A estas horas yo debería estar en Estambul. Me imagino acodada en la barandilla de proa... o en la de popa, da igual, mirando cómo trabajan en el puerto. O tal vez, pendiente del sol de otoño, viéndolo ponerse poco a poco. Sí, yo debería estar en Estambul, preparándome para pasar tres días entre sus calles, antes de que el barco zarpe y se pasee por las islas griegas, Atenas, para acabar en Venecia, en otoño. Me apetecía mucho ver Venecia en otoño, sin que hiciera ese frio que se calaba entre los huesos en su carnaval de hace un año, ver la Piazza de San Marcos con esa luz dorada.
Pero no, no estoy en Estambul, no visitaré Atenas y tampoco me pasearé por las callejuelas de Venecia. Como tanto me apetecía. A cambio....CORREGIRÉ EXÁMENES!!!!!!.

miércoles, 20 de septiembre de 2006

¿Sugerencia para una campaña electoral? Posted by Picasa

martes, 19 de septiembre de 2006

El vagón de metro lleno, pero no abarrotado. De pronto, a voces, la chica, morena, con gafas, con pinta de teresiana, grita "¡¡¡Señora!!!!". Miro a mi alrededor, una adolescente, flaca, con el ombligo al aire me mira. Al otro lado, hombres. Entonces vuelvo la cabeza. ¿A quién se refiere?. Para mi sorpresa, la chica morena, con gafas y pinta de meapilas, mirándome a través de los cristales de miope, con una sonrisa ingenua, va y dice "¿quiere usted sentarse?". ¿Yo?, por qué voy yo a querer sentarme. "Claro que no", le digo. Y roja de vergüenza sigo mirando al tunel negro que se ve por la ventana del vagón del metro, que va lleno de gente.
Cuando consigo sobreponerme, el asiento delante de mi está vacío. Entonces la adolescente, del vaquero medio roto, la camiseta de tirantes, el ombligo al aire y la bolsa al hombro, se sienta.
No me importa. Ni muerta me sentaría en ese vagón de metro lleno de gente que no sé si me mira o no, pero a la que yo no miro. Nunca.

miércoles, 13 de septiembre de 2006

Ayer, durante unas décimas de segundo, fui consciente de que sí, de que quiero ese puesto. Me recompuse rápido. No pasa nada si no sale. Pero ayer, por unos segundos, pocos, supe que si no salía, no me iba a gustar.

miércoles, 6 de septiembre de 2006

En aquellos veranos que duraban una eternidad de tres meses siempre, indefectiblemente, llegaban días como el de hoy. El cielo se ponía oscuro, empezaba a correr un aire desagradable y, a veces, estallaba la tormenta. El olor a tierra mojada, la lluvia cálida que te mojaba el cuerpo todavía ataviado de ropa veraniega. Siempre en septiembre. Ese día mi madre aprovechaba para hacer cocido con los garbanzos recién comprados al vecino hortelano. La prueba de los garbanzos. Recuerdo ese olor a sopa caliente al entrar a casa corriendo desde la calle anegada de agua, ese agua fuerte, rápida, impetuosa que caía en mi pueblo en septiembre, siempre en septiembre.
Hoy las vacaciones ya no duran tres meses, no. Por eso la tormenta me pilla en mi despacho, bajo la luz del fluorescente, ante la pantalla del ordenador, rodeada de papeles. Pero el olor a tierra mojada es el mismo. Por un segundo, cerrando los ojos vuelven aquellos veranos que duraban una eternidad...

lunes, 4 de septiembre de 2006

La Familia Real justifica su ausencia en la final del Mundial por motivos de agenda - ELPAIS.es - Deportes

La verdad es que yo no les eché en falta. Me agradó ver a la Ministra, que siempre se queja de que estas cosas sean en fin de semana y ella no pueda descansar, pero que me consta que disfrutó, porque le gusta mucho el baloncesto. Se le notaba en la cara, tan pequeñita rodeada de tanto tipo enorme, con su camiseta roja.
Fue un bonito día, aunque podía haber sido mejor si alguna nube tormentosa no hubiera aparecido por mi tejado a las 8 de la mañana. No obstante, quién lo iba a decir. ¡Campeones del Mundo!.
Aunque puestos a disfrutar, lo que más me gustó fue ver la imágenes de aquella selección del 82, la de Cali. Allí descubrí yo el baloncesto, justo después del Mundial de fútbol, el de España. Allí me fijé en aquel chico, armario ropero, con unas espaldas... El primero que dió el salto, no muy afortunado, a la NBA. ¡Que ajustaditos los uniformes!
Fue un buen día ayer, sí señor. Y yo no eché de menos a nadie (¡?)

viernes, 1 de septiembre de 2006

4.000 niños mueren al día por beber agua en mal estado - ELPAIS.es - Sociedad

¿Qué clase de seres somos si permitimos esto? ¿Cómo podemos dejar que esto pase sin que se nos caiga la cara de vergüenza?

martes, 29 de agosto de 2006

Leo en la revista MUY INTERESANTE (núm. 304 de septiembre de 2006) que mover un dedo consume una energía de 0,1 vatios. Si se piensa, es evidente -por más de letras que se confiese una- que el movimiento genera energía. Y continúa la información: "Éste -se refiere al dedo, claro- precisa de 40 a 60 vatios para dar placer orgásmico a una mujer" (sic, esto es, literal).
Así se entiende ese anuncio de condones que pone de moda una fuente alternativa de energía, bien gustosa, barata y poco contaminante.
No obstante, no sé, no es que una sea seguidora de teorías creacionistas, que eso parece que ya debería haber quedado claro, pero ser tan, tan, tan, científico..... Lo dicho, no sé.
(Como soy de letras, no sé cuáles son los cálculos precisos para saber cuantas veces hay que mover el dedito para llegar a producir la energía necesaria, ya sea para esos menesteres o para otros, v.gr. poner en funcionamiento el exprimidor, accionar el cepillo de dientes eléctrico, usar la maquinilla de afeitar....)

miércoles, 23 de agosto de 2006

Me gusta, en estos días tórridos de verano, cercanos al otoño ya, al anochecer, cuando salgo a pasear por los alrededores de mi pueblo, me gusta, digo, que flote en el aire el olor duzón de la higuera. Aspera, basta y ordinaria suda ese aroma a sus frutos que, caidos a su alrededor, son alimento de pájaros. Me gusta la fuerza de sus tallos, la leche que derraman cuando se les arranca el higo. Sí, definitivamente, me gusta. Y de este año no pasa que la tenga yo en mi patio para solaz de mi nariz en las tardes madrileñas.

sábado, 19 de agosto de 2006

Setenta años del asesinato de Federico. Un mito, un personaje modelo, de creación, modernez, de libertad, de compromiso. Eso es Federico, así lo he visto siempre. Pero últimamente veo muchas esquelas en el periódico, publicadas por familiares de maestros, militares, jornaleros, gente corriente y moliente que sufrió la misma represión que Federico, la peor, esa que te quita la vida y, por tanto, la posibilidad de crecer, de conocer a sus hijos o nietos, los que publican la esquela, de crear con sus manos o con su mente. Y ellos tenían tanto derecho como Federico a vivir, a seguir viviendo.

jueves, 17 de agosto de 2006



Este es el pueblo de mis antepasados. Yo lo llamo mi pueblo, aunque no nací aquí. Pero lo siento mío, porque desde que tengo uso de razón paso temporadas más o menos largas aquí. Aquí me enamoré por primera vez, aquí he pasado las nocheviejas más divertidas y las más tristes, aquí me reuno con mi familia, la que quiero ver y la que no. En este pueblo tuve mi primera pandilla, mis primeras borracheras, mis primeros cines, mis primeros colegas, mis primeros tacones, el primer carmin, el primer baile en la discoteca. Aquí aprendí a distinguir olores, gratos y no, aprendí a saber qué es un olivo, un melocotonero, un ciruelo, una espiga de trigo y una de cebada. Aprendí a saber distinguir un burro de un mulo, una cabra de una oveja, una vaca alemana de una suiza. Aquí aprendí a saborear el pan de verdad, la leche recién ordeñada, la nata natural, el aceite puro, el tomate sin fosfatos, el pepino recién cortado, la judía verde, el garbanzo y la alubia. Aquí aprendí cómo se cocina un cochifrito, cómo se hace un pisto, cómo se guisa una boronía y cómo se preparan unas migas el día de la matanza.
Este es mi pueblo, el lugar donde me acuerdo de cómo soy, quién soy y de dónde vengo. Una familia de jornaleros que, aún hoy, hablan del amo para referirse al dueño de las tierras. Una familia pobre y maltratada por la vida que sigue hablando de usted a los ricos, ya venidos a menos, a mucho menos; que sigue sintiéndose inferior, porque lo lleva en la sangre, incrustado.
Paso, de nuevo, unos días en mi pueblo. Lo analizo a fondo cuando veo a sus gentes, cuando paseo por sus calles, cuando lo miro desde la distancia, como la de esa foto. Momentos buenos, momentos malos y otros que ni fú ni fá. Pero toda una vida en estas calles, en estos campos.

martes, 8 de agosto de 2006

Dorada ( o ternera blanca) al spa.

Acariciada por dedos de burbuja, desde la planta del pie hasta el cuello, rebozada en sal marina y lodo relajante, masajeada con aceite de la cabeza a los pies, relajada. Como una dorada ( o un redondo de ternera de Ávila, al gusto del consumidor) que se sirve en bandeja con un chorrito de zumo de aceituna. Una vez en la vida hay que dejarse comer...

domingo, 6 de agosto de 2006

En momentos como estos la odio. Cuando no se deja abarcar, aprehender. Cuando se vuelve agresiva e implacable. Es cierto que sólo le pasa un par de meses al año, pero se me hace tan duro verla ahí, fuera, burlona, sacando su lengua de fuego, riéndose de una.... Ay, esta ciudad mía, que me da fuerzas, no se deja abrazar y me condena a mirarla desde la penumbra del salón a oscuras, bajo un ventilador.

viernes, 28 de julio de 2006

Siendo las 13,50 horas del día de hoy, me marcho de vacaciones CON TODOS LOS CASOS AL DÍA, TODAS LAS GESTIONES QUE DEPENDEN DE MI REALIZADAS Y TODAS LAS TAREAS ASIGNADAS, CUANDO NO CUMPLIDAS
Lo que hago constar, a los efectos oportunos.
Besos besos
testosterona.
(Del fr. testostérone, acrón. de testicule, testículo, stérol, esterol, y hormone, hormona).
1. f. Biol. Hormona producida por los testículos que tiene por función el desarrollo de las glándulas genitales y el mantenimiento de los caracteres secundarios del varón.

Positivo por testosterona. Pues claro. Mucho testículo hay que echar para subir esas cuestas en bici, con esa calor.
¿Mantenimiento de los caracteres secundarios del varón?. ¿Cuáles son los primarios? ¿Tiene primarios?

Me voy de vacaciones. Tal vez venga por aquí, tal vez no.
Besos a tutiplén (Forma viciosa del lat. totus, todo, y plenus, lleno. 1. loc. adv. coloq. En abundancia, a porrillo).

miércoles, 19 de julio de 2006

Al mismo ritmo que termina el bote de Pharmatón, mis fuerzas van agotándose. Una semana, una semana más y me marcho de vacaciones. No son las que yo quisiera, por supuesto. Hoy me imaginaba a mi misma en una playa pequeña, desierta, a ser posible; sola, paseando, leyendo los miles de libros pendientes, sin pensar... o pensando mucho, aún no lo sé. Tomando el sol suave, eso sí, untada de protector solar, que las células de mis lunares -esos a los que mi novio gitano hace mil años le cantaba aquello de "que los lunares de tu cuerpo me los voy a comer, me los voy a comer, me los voy a comer"- tienen una desagradable tendencia a alborotarse y crecer de modo desordenado y mortal.

¡Qué año más duro!. Cuántas cosas sobrellevadas en lo personal, en lo personal-profesional, en lo profesional.

En lo profesional se me pidió llenar el cargo y no sé si lo he hecho, pero sé que he trabajado como una mula. Tanto que esta mañana me sorprendía a mi misma aterrada por el hecho de que mi ausencia necesaria, merecida, supusiera un parón en ese trabajo que, hasta ahora, creo que ha sido, cuanto menos, eficiente. Los administrativos me miraban alucinados, ojipláticos, mientras les decía que no debería irme porque había trabajo y había que sacarlo adelante. No saber cortar el trabajo es tan duro y tan problemático como no llevarlo a cabo.

En lo personal-profesional he intentado ser fuerte, porque entendí que ese era el papel que se me pedía entonces. Si yo me hundía, quién iba a sostener la cara alta y la dignidad intacta. Tal vez no se esperaba eso de mi, pero yo me autoimpuse la carga. Hoy, mientras recordaba en voz alta los acontecimientos de ese mes de marzo maldito delante de un café y de mi secretaria, la voz se me ha quebrado y las lágrimas casi han caído. Demasiadas decepciones, demasiadas tensiones, demasiados fantasmas. La autodefensa siempre a punto, sabiendo, además, que la batalla está perdida. No sólo porque perdí al amigo, no sólo porque no he conocido a su hijo recien nacido, yo que soy la tita más tita de los hijos de mi gente, sino porque no creo haber ganado la batalla de la imagen. Y, a pesar de que nunca he sido esclava del qué dirán, me parece tan injusto ser tratada tan mal por quién no está legitimado para ello.

En lo personal, sus apariciones y desapariciones me han desestabilizado tanto. Su última "retrée" coincidió con la crisis profesional y él estuvo ahí, ayudándome, apoyándome (¿me ayudaba, me apoyaba?, al menor, así lo sentí). Aún recuerdo aquella conversación de madrugada, cuando me dejó llorar en su hombro, tal vez el único momento de flaqueza que me he permitido desde entonces. Pero a la vez que el misterio se iba desvelando (¿de verdad se iba desvelando?, al menos, así quiero creer), él se iba difuminando, escapando, alejando. Y ahora no sé ni quién es, ni dónde está, ni dónde estoy yo, ni quién soy. A pesar de sus palabras tranquilizadoras del domingo (¿fueron tranquilizadoras?, al menos, así las entendí), la desgana, el desinterés de su mensaje del lunes me dejaron derrotada. Y ahora que él está libre y triunfante, yo me siento apartada y lejana. Tal vez nada sea así, pero así es como yo me siento.

Definitivamente, necesito unas vacaciones, a pesar de que no tendré las que necesito, las que anhelo, las que me apetecen, las que busco y deseo.

sábado, 15 de julio de 2006

Hoy lo he visto claro. El pequeño pueblo residencial, poblado de casitas de dos plantas adosadas, con un pequeño jardín en la parte delantera, calles límpias, con el firme cuidado y las aceras perfectas. Sus vecinos en la calle, vestidos con short o bermudas y camisetas, ellas con sus melenas rubias, pecosas, ellos, con el cabello recortado, en vaqueros y camiseta, con sandalias, las adolescentes con tejanos de talle bajo, última moda. Las imagenes muestran el interior de las viviendas, marmol en el suelo, cocinas equipadas, ventanas con cortinas claras, escaleras con pasamanos de madera.
Eran las imágenes que nos llegaban hoy de la frontera de Israel con Líbano. Una pequeña raya trazada artificialmente sobre un mapa. Pero el decorado era tan distinto. No hay en esas imagenes muchos escombros -sus bombas no son tan certeras-, ni heridas, ni harapos, ni niños destrozados, ni desolación.
Sólo el miedo era el mismo, sí, el miedo de la pelirroja en camiseta que decía que era imposible vivir allí, ese miedo, ese, era el mismo que se masca al otro lado de la frontera.

jueves, 13 de julio de 2006

Ahora lo entiendo todo. Esa luz que se cuela por la ventana, esa luz rara. Como de "ni pa tí ni pa mi", como de entre el día y la noche. Esa atmósfera cargada, ese aire espeso y húmedo y tan cálido. Ahora lo entiendo. Ha empezado a llover. Mánsamente. Sin estridencias. Y el olor a tierra mojada ( ¿o es a ozono?) se va colando por las rendijas de las ventanas del viejo edificio. Y las gotas se rompen, jocosas, en los cristales de los ventanales. Y si miras a través de ellos casi puedes apreciar el vaho subiendo desde el suelo, acuciado por el frescor del agua que cae. Ahora lo entiendo. Esa atmósfera extraña que rodeaba el edificio y que hacía que me pareciese algo mágico, como irreal. Es agua, es lluvia, pequeña, corta, exigua.
Si no fuese mi lugar de trabajo, bajaría al jardir, me dejaría mojar, dejaría que mojase mi pelo, mi cara, mi piel, que me borrase los malos pensamientos, esos que me hacen daño, que me impiden seguir, que me niegan la felicidad que, creo, merezco y anhelo.
Ya llega el trueno. Y antes el relámpago. Y yo disfruto mirando por la ventana, viendo a los perros correr, aspirando el olor a tierra mojada (¿o es a ozono?).
Ahora todo está claro, todo en su lugar, todo....

lunes, 10 de julio de 2006

Va de mitos
"A toda puta se le escapa un pedo", decía un amigo mío. No sé si el dicho es así, tal vez no. Lo digo porque ponía de manifiesto una especie de presunción, como que una puta era una gran dama que, en determinado momento, fallaba (sí, fAllaba, no me he equivocado de letra, quedan lejos en el teclado del ordenador). Y tal vez tuviera razón.
A lo que iba. Que hoy leo en todas partes el borrón que ha supuesto en su inmaculada trayectoria la agresión de "Zizou" a no sé qué italiano, lo que supuso que su último partido terminara con expulsión. Una pena, una ventosidad que escapa del culo de una de las mejores putas, según acepción de mi amigo.
A mí siempre me cayó bien ese chico. Con esa sonrisa tímida, guapetón, atractivo y parece ser que siendo muy buena persona. Pero, como decía mi amigo, ¿quién está libre de tener un exceso de gases en un momento dado?

Siguiendo con mitos que caen, oigo en el anuncio del próximo número de una revista que rodea el colorín amarillo, que el levantamiento del secreto del sumario de la muerte de Lady Di (¡el levantamiento!, ja, curiosa paradoja, como veréis) pone de manifiesto que a Dodi se lo encontraron en el coche "con el sexo al aire". Toma ya!!!!. Lo que hace que vuele la imaginación hacia prácticas poco principescas en la trasera del Mercedes por parte de la lánguida dama. Aunque, pensándolo mejor, qué demonios, así me gusta, aprovenchando el momento. A más de uno le habría gustado acabar sus día así, ¿no?. Y sí, hasta tiene cierto morbo que la largirucha que ponía cara de no haber roto nunca un plato, con la cabecita ladeada y las manitas detrás, en la espalda, haya resultado una guarra de tomo y lomo. Así me gusta. No sé si alegrarme porque la principesca demuestre su verdadero talante o porque la pebleya no haya perdido sus orígenes (Más por lo segundo, creo. No me imagino a la Queen Elisabeth en esos menesteres y sí veo claramente a Camila Parker, a la sazón, Duquesa de Cornualles.... bueno, la hermana Margarita debía ser también un poco guarrona.... ¿y la reina madre?).


(Aviso: seguramente estaré por aquí más a menudo ahora. Cuando corrijo exámenes cualquier excusa me parece buena para dejarlos a medias. Así me van a dar las uvas. Y luego vendrán los agobios. Pero acepto que soy así y no voy a cambiar ahora. ¿Os he dicho que odio corregir exámenes?)

miércoles, 5 de julio de 2006


Odio corregir exámenes, odio corregir exámenes, odio corregir exámenes.......

martes, 4 de julio de 2006

Ha empezado a cambiar cosas de sitio. El cubo de basura orgánica en lugar del cubo de plastico y envases. "Es más lógico que esté ahi". Claro. No entiende cómo no tengo un toldo en la ventana de la cocina, con el calor que entra. No lo entiende, a pesar de que le cuento que cuando yo salgo de casa no ha empezado a dar el sol y cuando vuelvo ya es de noche. ¿La plancha en esta habitación? Incomprensible. Y yo respiro hondo, cuento hasta diez y sonrío, para evitar soltarle un bufido. Un mes. Sólo será un mes. Tranquila, respira y cuenta hasta veinte, esta vez.
Situaciones como esta me hacen reflexionar sobre mi capacidad para vivir de otro modo que no sea conmigo misma. Tanto tiempo sola.... A lo mejor estoy perdida para la causa... cuento hasta treinta, esta vez.

viernes, 30 de junio de 2006

Vamos a tomar una copa que es el último examen. Hoy se oye mucho esto por aquí. Terminan el curso y aprovechan el viernes para celebrarlo. A partir de ahora, derogarán toda la materia aprendida, quizás aprehendida, y se dedicarán a descansar.
Hoy examinaba también a un alumno de un máster. Al acabar hemos comido juntos. El titulo propio le ofrece prácticas en empresa. Yo le felicitaba por ello. "Pondrás en práctica todo lo aprendido. Es estupendo". Para mi sorpresa, se muestra descontento. "Se acabó lo bueno; hay que incorporarse al trabajo; se acabó la vida de estudiante".
Hace años una alumna se me acercó en un día como hoy. "Si suspendo este examen, me suicido", me dijo tajante. Yo le amonesté, y entre bromas le dije que si se suicidaba por un examen, le quedarían pocos remedios cuando el futuro le plantase delante problemas de verdad. No sé si aprobó o no. No lo recuerdo, pero hoy me he acordado de ella.
¡¡¡Qué dichosos son!!!!. ¡Qué fácil solución tienen sus problemas!. ¿O será que luego perdemos la capacidad de relativizar y de reirnos, nos volvemos trascendentales y no sabemos salir del atolaldero de los "lios de adultos"?

(Me doy cuenta que es el segundo post en el que hablo de suicidios. Aunque no en el mismo sentido, empiezo a preocuparme. ¿No me estaré obsesionando? ;-). Además, como dice mi amiga Greta, me debo estar haciendo mayor, porque cuento demasiadas historias de "abuela cebolleta". Cuando se tienen anécdotas....)

miércoles, 21 de junio de 2006

Me llaman para contármelo. Una estudiante de dieciocho años de mi universidad se ha suicidado. Estudiaba psicología (casi parece una ironía, ¿no?). Había conocido a un chico en internet. Y juntos decidieron acabar con sus vidas. Dieciocho años. Cúantas cosas le quedaban por hacer. Cuánto dolor han dejado entre los suyos. No sólo por la marcha, que ya es dolorosa, porque deja vacíos difíciles de rellenar, sino por el hecho de que haya recurrido a un desconocido para encontrar solución a sus problemas. Solución a sus problemas, sí, por muy mala que pensemos que es la solución alcanzada.
Hoy, un desconocido ha intentado darme la solución a los míos. Se lo he agradecido, pero no vale. Sólo quien te conoce de verdad y sabe cómo sientes te ayuda con eficacia. ¿Qué le pasaría a esta chica? ¿No la conocería nadie? ¿Nadie se tomó el esfuerzo? Qué solos estamos a veces y qué fácil es que alguién con buenas palabras se nos cuele dentro, quien sabe con qué intenciones.

domingo, 11 de junio de 2006

"Debe ser por la sangre caliente", me ha contestado el joven de la farmacia cuando le he pedido algo para las picaduras de mosquitos. "Claro, si no sería una lagartija", le he contestado yo. "Demasiado caliente", ha sentenciado.
No viene mal un piropo de este tipo un domingo por la mañana. En estos momentos en los que la sonrisa cuesta tanto, no viene mal que un jovenzuelo indecente te haga sonreir.

viernes, 9 de junio de 2006

Cubre con ambas manos el pequeño teléfono móvil como si calentando el celular, único medio que les une, pudiera transmitirle su calor, su apoyo, su ayuda. Acaba de colgar la escueta llamada -siempre le parecen cortas sus conversaciones- en la que él, por fin, ha confesado su dolencia. No ha hecho más que confirmar lo que ella ya sabía, aquello que no quería plantearse siquiera porque produce miedo, pavor, terror. No deja de reconocer su gesto, pero la escasa información abre dudas, plantea preguntas y genera miedo. Y como no puede tocarle, acaricia el pequeño celular entre sus manos, le da calor, lo mima, los cuida, esperando que él reciba su cariño, su apoyo, su fuerza...

jueves, 1 de junio de 2006

No me siento coqueta, más allá del mínimo indispensable que se presume a alguien correcto. Y sé que debo serlo. Sé que se me pide que aparezca radiante, elegante, juvenil... Porque es cierto que el hábito no hace al monje, pero es verdad que por el hábito se sabe quién es monje y yo debo aparentar lo que soy, al menos por un tiempo.
Me he metido en varias tiendas, incluso me he probado ropa. Un vestido blanco, de algodón bordado, una falda de lino verde pistacho, una camiseta de florecitas rosas... He mirado zapaterías, buscando la sandalia de tacón bajo mona, que estilice la pierna y sea cómoda (¿existe?). Pero no, definitivamente hoy sólo me apetece embutirme en mi vaquero negro y en la camisa informal y en mi zapato plano. Y es que hoy me siento profundamente triste. Tal vez sea por lo de ayer. Después de dos meses, encontrarnos todos, cada uno con su fachada hacia afuera, pero con la procesión por dentro, sentirte tan triste, Greta mía, tan insegura, tan frágil, entenderte y no conseguir con mis palabras levantarte el ánimo.
No, no os voy a mentir. Sé perfectamente qué es lo que me produce esta tristeza de hoy. Pero es tan ilógico e irracional que el sentido común no me permite elevarlo a la categoría de ser el causante de mi estado de ánimo.
Así que me refugiaré en el trabajo, que, por ahora, me absorbe lo suficiente y de manera satisfactoria y consigue que, por un rato, me olvide de lo demás.

martes, 16 de mayo de 2006

Un motor de ocho cilindros, un V8, de aluminio, fibra de carbono y no sé qué más técnicas superdesarrolladas, sólo es utilizable en dos carreras, si no se rompe, quema o trastoca en una. Cada corredor necesita, por término medio, siete u ocho juegos de neumáticos, teniendo en cuenta que sean duros, semiduros, blandos, gastados, de seco, de lluvia, nuevos, seminuevos. Cada monoplaza se carga con 100 litros de carburante especial; el coche así cargado -son 120 kilos, porque cada litro de combustible pesa 1,2- se dedica entonces a dar vueltas y más vueltas con la finalidad de llegar a los últimos minutos del tiempo previsto para la vuelta de calsificación con el mínimo combustible posible, para que, así, pese menos el coche y se consigan arañar esas décimas de segundo que marcan la diferencia entre la pole y la segunda, tercera o posterior linea de la parrilla de salida.
Qué os puedo contar del monoplaza!!!!! Técnica depurada, fibra de carbono, seis cinturones de seguridad, asiento moldeado al cuerpo del piloto, todas las medidas de seguridad para el cuello, los pies, las manos....
Dinero, dinero, dinero..... Es cierto que es un espectáculo -demasiado largo para mi gusto- ver dar vueltas a bólidos que van a una media de 250 por hora, mientras calculan cuándo repostar, cuando cambiar una rueda y ponerse delante, porque adelantar, lo que se dice adelantar a esas velocidades resulta temerario.
Pero, merece la pena que se gaste tanto dinero, dinero, dinero, dinero...?
Para los que están dentro y viven de ello, claro que sí. Incluso conozco yo a algunos que con lo que ganan hacen obras de caridad. Pero me empieza a parecer escandoloso y terriblemente vergonzoso saber, conocer, cuánto dinero, dinero, dinero se mueve en esto que llaman deporte.
Y no temáis, no hablo de otros porque no los conozco, que sé que también.
Después de varios días oyendo y leyendo noticias sobre la llegada a nuestro país de subsaharianos a bordo de esos barquichuelos, que dan más miedo que vergüenza, ayer oí la entrevista que le hacían a Carlos Iglesias, director de la película "Un Franco, 14 pesetas".
Decía el actor-director algunas cosas interesantes. En primer lugar, mostró su extrañeza por el hecho de que el cine español haya tocado tan poco el fenómeno de la emigración española a Europa en los años 50 y 60. Quitando las españoladas de Alfredo Landa, Sacristán y Gracita Morales, con esa imagen patética de abrigos y bunfandas, con la maleta atada con una cuerda, el cine español, tan propenso a hacer memoria, no había tratado este tema con seriedad. El actor-director pensaba que esa emigración no tuvo causas políticas sino económicas y que por eso no había sido escenificada. Se le olvidó a Carlos Iglesias que muchos de los que se fueron tenían problemas económicos por causas políticas, pero en fin.... Pero lo que de verdad me sorprendió de la entrevista fue su machacona insistencia en que los emigrantes españoles de aquella época llegaron a los países de destino PERCIBIENDO EL MISMO SUELDO QUE LOS NACIONALES.
Eso sí que es un matiz reseñable. En un país como el nuestro, donde se discrimina por razón de sexo (una mujer cobra menos que un hombre por el mismo trabajo, según dicen las encuestas), de orientación religiosa (vid. los comentarios recibidos por mi amigo Bob), de orientación sexual, hacerlo por razón de nacionalidad y raza se ha convertido en algo tan normal... Algo debe tener el mundo al que pertenecemos que nos hace olvidar el que vivimos no hace tanto. Y lo peor es que acabamos acostumbrándonos y nos llama la atención que alguién alguna vez nos llame la atención.
Mientras tanto aquí estoy yo. Encargada, en exclusiva y en solitario, de la defensa del cumplimiento de los derechos y libertades de los miembros de la comunidad universitaria, sintiendo como los vellos se me ponen como escarpias ante esa responsabilidad. No sé si se debe tener una madera especial para estar aquí, pero aquí estoy.

jueves, 4 de mayo de 2006

Últimamente he adoptado una costumbre para salir con una sonrisa en la cara cada mañana y enfrentarme al trabajo. Cuando bajo al salón, lista, arreglada, dispuesta, pongo música y bailo. Bailo sola. Y canto la canción de turno. El calor de la música y del movimiento me da vida y alegría. Después me pongo el abrigo, cojo el bolso, abro la puerta y me dirijo al metro. Sonriendo.

martes, 2 de mayo de 2006

Esta vez no quería venirme. Me sentía segura tan cerca del seno materno. Anoche, sentada en el sofá junto a ella, mientras acariciaba mi mano, supe que no quería irme de allí. Esta mañana, junto al coche, me ha despedido con un gesto de ánimo. Y yo he tenido ganas de llorar. Quedarme en casa, rodeada de cuidados y de calor, sin tener que enfrentarme a retos. Pero el coche ha arrancado y varias horas después ha llegado a destino y ya estoy reincorporada, intentado mentalizarme para lo que viene.

miércoles, 26 de abril de 2006

¡Qué susto acabo de darme! ¡¡¡¡Me he sorprendido a mi misma repasando con interés personal un artículo sobre la osteoporosis!!!!!!! Sí, sí, esa enfermedad que afecta a mujeres de "mediana edad". Menos mal que he visto que no me encuentro en el rango de edad peligrosa todavía. Pero no es buen síntoma que empiece a dar la batalla de mi exultante juventud por perdida. Todavía no. Resert.

sábado, 22 de abril de 2006

Ayer oía al radiante premio Cervantes de este año hablar de su apasionamiento infantil por las lecturas de Julio Verne. No tengo yo recuerdos de esos. Para mi leer era lo normal y lo hacía sin trascendencia. Pero aún conservo y releo el primer libro que, conscientemente, compré, que deseé tener y devorar.
Fue en 1982 que, hojeando el manual de lengua, me encontré con un párrafo que me subyugó, que me enamoró perdidamente. Hablaba del despertar desolado de un pueblo misterioso después de un aguacero que había durado cuatro años, once meses y dos días. "Un viernes a las dos de la tarde se alumbró el mundo con un sol bobo, bermejo y áspero como de polvo de ladrillo, y casi tan fresco como el agua, y no vovió a llover en diez años". Describía, a continuación, la imagen de un coche cubierto de trinitarias, donde quedaba un guante, único rasgo húmano que se encontró el narrador en aquél desastre que era aquella ciudad tras la lluvia.
No era, ni mucho menos, la mejor parte del libro. La historia de una saga fantástica en la que las mujeres son mágicas, fuertes y sabias y los hombres son tozudos, inconstantes, débiles y terriblemente solitarios. Los Buendía.
Desde entonces, ese libro está siempre en la cabecera de mi cama en todas y cada una de las casas que he habitado. Los cantos amarillos, pero bien conservado. Me abrió un mundo que, como después he confirmado, es real, a la vez que imposible.

jueves, 20 de abril de 2006

Cada vez que entra en mi vida la descoloca, la revuelve, la voltea del revés. Cada vez que se ha ido me ha dejado desolada, asustada, con un vacío en el estómago, en el corazón, en la vida. Ahora ha vuelto distinto, amable, cariñoso, dándome apoyo ante lo difícil que se me acerca por el horizonte. Pero yo no puedo bajar la guardia, debo guardar mi corazón que de tanto vapuleo anda algo deshilachado. Lo peor es lo poco que le conozco, tan poco. Lo mejor es que consigue hacerme sentir viva frente a tanto anodino, tibio y asustado. ¿Cómo era el dicho? ¿"Hay razones del corazón que la razón no entiende"? Por eso yo busco psiquiatra.... urgente.

lunes, 17 de abril de 2006

Ayer me despertó el toque de difuntos en la torre de la iglesia del pueblo. Costumbre antigua que allí aún pervive. El ambiente se llena de ese ritmo pecualiar que se le imprimen a las campanas y que anuncian que alguien del pueblo ha muerto. Era un hombre. Lo supe porque al finalizar el toque, las campanas repiquetean más deprisa y luego dan tres toques seguidos, si es hombre, y sólo dos, si es mujer. Ayer sonaron tres. Los vecinos, por la calle, se preguntaban por el fallecido. ¿Quién es? El marido de fulanita, cuñado de menganita.... Siempre es así en ese pueblo. Siendo yo más joven fui testigo de otro uso de las campanas como forma de comunicación de acontecimientos. Tocaron a incendio. Era fácil saber que algo ocurría, algo urgente. Empezaron a llegar tractores y coches llenos de hombres con palas, azadas... Y echaron a correr hacia la huerta que se quemaba. Fue emocionante ver llegar a tanta gente dispuesta a ayudar a otra. Hace mucho de aquello. Me cuentan que había otros toques, pero yo sólo conozco el de difuntos. Me gusta escucharlo. Esa especie de melancolía, de recreación del ambiente de algo tan conocido, tan cercano, tan vital....como la muerte.
Cada vez que la veo por el espejo retrovisor, pequeña, enlutada, con su mano alzada diciéndome adiós, no puedo dejar de pensar que, tal vez, esa sea la última vez que la vea viva. Entonces, las lágrimas me recorren las mejillas y debo parar un minuto para limpiarlas, ya lejos de su vista, y poder seguir conduciendo. Ayer volvió a ocurrir, como cada vez en los últimos años. La echaré tanto de menos cuando eso ocurra...

jueves, 13 de abril de 2006

Borrón y cuenta nueva me pidieron. Y sí, lo haré. Esa es la conclusión de estos días de descanso. Porque me hastían las charlas inconclusas, los juicios apresurados, las relaciones futiles. Los cuernos retorcidos, los arreglos en oscuro, las falsas palabras y sonrisas, los fatuos y engolados arrogantes. Ahora pretendo amarrarme a mis afectos de siempre, a los firmes, a esos que siempre me animan y me sirven de sosten. Menos pero más cuidado, más pendiente, con más primor. Soltando lastre, ese tan pesado, ya sea por insulso o por malo, por negativo... O por las dos cosas. Bajar al detalle minúsculo, mimar los cariños, querer los mimos. Darlos y recibirlos. Los de verdad. Borrón y cuenta nueva, como me pidieron algunos, justo los que se quedan fuera, definitivamente.

miércoles, 5 de abril de 2006


Cansada por dentro y por fuera. De tanto, de tantos. Un ratito, sólo un ratito más de reposo y prometo que vuelvo a la carga. Pero necesito un ratito más, sólo un poco más.

viernes, 31 de marzo de 2006

A veces cansa tener que entrar en la habitación dejando en la puerta cualquier tipo de sentimiento, despojándote de las ganas de recibir una caricia, un abrazo, dejándote las ganas de dejarte llevar, de sentir con el corazón. Después recoges tus cosas, sales a la calle y dejas entre esas cuatro paredes el fragor de la batalla y vuelves a tu vida intentando no recordar tampoco lo que allí pasó. Por eso la vida se te va volviendo vacía, porque guardas los recuerdos en armarios distintos, incomunicados.
Lo que pasa es que llevo tanto tiempo haciéndolo que ya no sé si sabría hacer otra cosa. No recuerdo la última vez que me sentí correspondida en cuerpo y alma. Creo recordar que una se siente en un estado de semiinconsciencia que la lleva a decir y hacer tonterías y verlo todo color de rosa. Me parece que en aquellas fechas yo me sentía fuerte y poderosa, capaz de cualquier cosa. No estoy muy segura, pero quizás en aquellos días fue cuando me sentí más guapa que nunca.
Quizás por eso, cuando la otra noche la propuesta del encuentro fue acompañada de sus caricias, de sus abrazos, de sus mimos, de su mirada tierna mientras me acariciaba el pelo y me decía que no temiera, que llorara, que me desahogara, el desconcierto fue mayúsculo, porque los cachibaches de un armario bailaban junto a los del otro. Y ahora debo recolocarlos, separarlos volver a la realidad, a la, a veces, vacía y cansada realidad.

viernes, 24 de marzo de 2006

miércoles, 22 de marzo de 2006

Universidad Complutense de Madrid :: Serrat, doctor honoris causa Simplemente, gracias.

jueves, 16 de marzo de 2006

Pues sí, al final cuadró. La academia relajó el ceremonial y el cantante se adaptó al protocolo. El encuentro, en el punto exacto, nos dejó un acto hermoso, emotivo, cargado de contenidos y de gestos. Lagrimas al borde de los ojos, voces cortadas, corazones en un pálpito. Así estuvimos todos. Hasta el Rector, grande y de negro impoluto, se vio embargado por la emoción, con lo que la ternura acabó por llenar el paraninfo que, milagros de la arquitectura, se adaptó de manera perfecta al momento.

domingo, 12 de marzo de 2006

Bajo a mi patio y la primavera ya anda por ahí. Cuántos brotes nuevos, verdes, tiernos. Me ha llenado de alegría. La naturaleza se renueva entera. A pesar de que parecía que no, que el invierno había acabado con todo, resulta que no, que la vida sigue. Ya lo sé, ya lo sé, que es un tópico fácil, pero me ha dado alegría sentir el sol en la cara, cálido. El fin de semana que viene, mi ciudad me espera, llena de azahar, según me anuncian. Y yo espero volver a cargar las baterías de alegría, de humor y poder olvidar el invierno, que ha tenido de todo y no todo bueno.
Demasiado lista. Esa fue su sentencia para justificar el alejamiento. Pero es mentira. De ese modo cree que me halaga, haciendo caer en su debe el no saber tratar a una mujer inteligente. Cree que, cayendo en el tópico, me va a hacer sentir mejor. ¡Qué va!
Serrat en la Complu. En ese paraninfo, precioso, que no me canso de mirar cada vez que estoy en él. Estoy invitada, por razón del cargo-carga y me cuesta imaginar a Serrat en semejante recinto. A él me lo imagino frente al mar, tomando una copa de vino, charlando de mil cosas. El miércoles le veré de traje académico, muceta azul celeste, birrete del mismo color, guantes blancos y solemnidad. Y no me cuadra. Este hombre, que me hizo llorar hace unos meses, cuando le vi por primera vez en directo, que tiene esa manera de decir las cosas, se merece otro ambiente, por más que ese paraninfo sea precioso. Mar y vino.
También en ese paraninfo vi a Sabina la última vez. Vestido de cuero, flaco, pelo revuelto, ojos hinchados y esa cara de enfermo que le acompaña. Un pitillo de plástico en la boca y la compañía de esa jovencita, larguilucha y desgreñada, con un cuerpo de infarto, claro. Tampoco él pegaba allí. Su lugar siempre fue ese bareto, lleno de humo, mientras bailábamos y charlábamos de su vida y de política, de madrugada. Me mostró orgulloso su foto con el comandante. Y yo, con esa tendencia inmoderada que tengo de burlarme de las iconos de los demás, le pregunté por el mulato hermoso que le guardaba la espalda. Sabina tampoco pega en el paraninfo. Bares y humo.
¡Qué difícil es curarse sola las heridas! Y lo digo en sentido estricto y también en el figurado. Frente al espejo, girando el cuello cual contorsionista, intento colocar la gasa yodada en el lugar exacto, mientras examino los puntos de sutura.
Con las heridas del alma, el tiempo es el yodo. Pero, ¿cómo mata una la ansiedad del contacto rechazado?. Con valeriana, con trabajo, con otras ocupaciones, con otros contactos.
Es difícil, a veces, estar sola. Es duro, a veces, sentirse sola. Pero lo relamente triste es no encontrar respuesta válida cuando pides ayuda para curar las heridas. Las del alma y las del cuerpo.

jueves, 2 de marzo de 2006

Se abre el consultorio: en una semana tengo una boda. Me llamó anoche para invitarme, para comunicarme que conmigo hace una excepción, otra, y me permite ir a un acto absolutamente íntimo al que sólo acude la familia más cercana (esta rama de mi famila, tan rara, tan poco sociable me incluye por sistema en sus eventos y yo me siento halagada, cómo no, y un poquito agobiada por la responsabilidad que da el que te consideren especial). La conoció por internet ("¿estás loco?, ¿internet?, no sabes si te mienten, no sabes quiénes son, si son locos/as solitarios que van por la vida contando trolas a gente ingenua como tú, nada de lo que encuentres será verdad, nunca podrás saber si es verdad, ten cuidado, por favor"; a veces, debería callarme, la verdad), es pizpireta, temperamental, alegre, mimosa y le hace reir. Y extranjera, por lo que no tiene papeles. Por eso se casan, conscientes de que se quieren y aceleran el proceso porque ella corre el riesgo de que la echen y él no lo soportaría. Estás contento, le pregunté. Mucho, prima, mucho. Pues hala. Dentro de una semana voy de boda civil. Y digo yo, ¿qué se les regala? Venga, necesito ayuda. Ah, se me olvidaba un detalle: no van a vivir juntos. Trabajan en distinta ciudad, así que algo para la casa, la casa de quién, no vale. ¿Dinero? Él no lo necesita y a ella no se lo voy a dar, que todavía no es mi prima política. Ufff, empiezo a ponerme nerviosa. Vamos, amigos, se abre la lista de bodas.

lunes, 27 de febrero de 2006

Aviso a navegantes: No estoy triste, ni agobiada, ni enfadada, ni dolida. Me siento bien, relajada, tranquila, divertida y juguetona. Pero os agradezco cómo habéis acudido en mi socorro -cada uno a su manera- ante la sospecha de que algo pasaba. Me emocionáis con vuestro cariño y yo me dejo querer. Otra lección aprendida no hace mucho. Y me gusta. Os beso.

martes, 21 de febrero de 2006

No me disgustan los saraos. Soy de talante sociable y me muevo bien en ellos, por regla general. La charla insustancial, con una copa de vino en la mano, aprovechar el momento para la confidencia laboral, para intentar la componenda o, simplemente, para echar unas risas. Lo malo es cuando te impiden estar donde quieres estar, haciendo lo que te ilusiona, te anima, te gusta o a lo que te debes.
Hoy será un día de esos. Sarao desde por la mañana, sin contenido, aburrido. Como soy así, intentaré buscar la parte buena, reirme algo y no agobiarme demasiado pensando en el trabajo pendiente, ese que me gusta, que tengo comprometido y que me hace disfrutar de verdad.
Si algo me atrae de terminar esta fase de mi vida es eso, terminar con esta fase. Y la espera empieza a hacerse difícil de soportar. Ensayemos la sonrisa en el espejo, practiquemos el disimulo del fastidio y busquemos, denodadamente, la parte buena del día. Si es que la tiene....

domingo, 19 de febrero de 2006

Frívolo, la.
(Del lat. frivolus).
1. adj. Ligero, veleidoso, insustancial. U. t. c. s.
2. adj. Se dice de los espectáculos ligeros y sensuales, de sus textos, canciones y bailes, y de las personas que los interpretan.
3. adj. Dicho de una publicación: Que trata temas ligeros, con predominio de lo sensual.

Pues sí. Me ha acabado por gustar la definición. Sensual y divertida, como el último día, mientras retozaba sonriente. Sin sustancia, el goce por el puro goce. Sin compromiso, sin solemnidades, sin trascencencia.

viernes, 17 de febrero de 2006

"Si no peleas, le estarás dando la razón y la victoria a los que quieren que te vayas". Desde que, hace unas horas, delante de un café y una caña me dijo estas palabras, no he dejado de darle vueltas. Lo que ocurre es que asumir esta reflexión supone tomar una decisión pensado en mi y no en la institución. Y eso es algo que siempre he querido evitar. Pensar en mi, en lo que me apetece, en lo que quiero. O, cuanto menos, que eso sea lo relevante, lo decisivo. Uff, cuántas vueltas a la cabeza, teniendo en cuenta lo frívola que soy!!!!!.

jueves, 9 de febrero de 2006

Hoy hemos resuelto un caso en la Oficina. Nos llegó en septiembre y lo hemos terminado hoy. Ha habido suerte. No sólo no hemos encontrado obstáculos, sino que todo el que ha intervenido -alrededor de seis personas- han colaborado, esta vez sí, eficazmente. No obstante, ha tardado cinco meses en resolverse. Estoy contenta, porque yo he sido la responsable de gestionarlo de principio a fin. Cuando hemos llamado a la alumna para comunicárselo, se ha echado a llorar, porque hoy ha acabado la carrera, desde hoy es licenciada. La administrativa que me ha acompañado en la tarea ha sentenciado que sin nuestra intervención, no habría habido manera de que el caso se resolviese y, mucho menos, de modo favorable. He sido yo la encargada de echar el jarro de agua fría. "Nos permitimos diez minutos de gloria, de colgarnos la medalla; transcurrido ese tiempo, a trabajar; no hay sitio aquí para la autocomplacencia". Me he dado la vuelta y he regresado a mi despacho. Contar aquí la historia son mis diez minutos de autobombo. Ni un segundo más. Continúo con la tarea pendiente.

miércoles, 8 de febrero de 2006

"Que nadie te haga nada malo, que subo y me lo como". Amistad antropófaga que viene del sur. Amistad de verdad, de la que me hace sonreír y sentir segura. Y más cuando viene de quien viene. De alguien que se la ha ganado a pulso con llamadas como las de anoche.

sábado, 4 de febrero de 2006

¿Por qué excluir el amor impide la caricia? Después del fragor de la batalla un abrazo calma, la mano sobre el corazón ajeno desbocado lo detiene y lo sosiega. La caricia tenue de una mano grande y poderosa que se posa sobre la piel sudorosa la relaja y la vuelve de nuevo sedosa y dulce. Una boca en el cuello, que deposita un beso, te agradece el regalo. Las reglas son claras; por eso ser atento y agradecido es sólo eso, ser un caballero atento y agradecido, no un principe azul.

jueves, 2 de febrero de 2006

Una vez tomada la decisión, se nota cierta paz en el ambiente. Ahora se plantea una ir cerrando expedientes, ir redactando recomendaciones, dejarlo todo listo para la alternancia. Desde este instante hay que refinar la memoria y dejar sólo lo bueno. ¡¡¡He aprendido tanto!!! Sobre la institución, sobre la gente, pero, sobre todo, sobre mi misma. Ahora me conozco mejor, me tolero mejor, me acepto mejor. Nunca estaré lo suficientemente agradecida a aquel correo electrónico que llegó aquella tarde fría de noviembre.

viernes, 27 de enero de 2006

¿Que adónde me creo que voy?. ¿Que qué me creo que soy?. No tengo un concepto demasiado elevado de mi misma, es cierto, pero algunas cosas sí que sé, que me hacen sentirme orgullosa de ser como soy. Lo mejor de todo es que ni quiero ir a ningún sitio, ni me creo ser nada más allá de una persona que intenta trabajar bien, intenta ser honesta, intenta no defraudar a los que ponen su confianza en ella, intenta ser amiga de sus amigos, intenta ser justa, mejor, intenta no ser demasiado arbitraria. Fíjate que ni siquiera digo que lo sea, sólo que lo intento, con todas mis fuerzas, día a día, paso a paso.
Qué pena que la gente haga juicios de valor sin saber. Si yo hubiese estado allí, le habría hecho ver que no ofende quien quiere sino quién puede y que su crítica y desprecio cae en saco roto, porque yo soy conmigo misma bastante más dura de lo que nadie pueda llegar a serlo.

jueves, 26 de enero de 2006

Yo que soy tan amiga del detalle, de la pincelada corta, meticulosa, de dar luz a la historia, de marcar la perspectiva y el movimiento, me descubrí ayer contando mi historia del último mes y medio (¿mes y medio, ya?, ¿sólo mes y medio?)a brochazos, gordos, llenos de pintura, feos, infantiles. En diez minutos escasos el escenario estaba dispuesto. Mi historia de mes y medio (¿mes y medio, sólo... ya?)quedó reducida a diez minutos. Y fue al mirarla de lejos cuando me di cuenta del esperpento, de lo ridículo que es el dibujo. Y me encontré embadurnada de pintura y con una brocha goteando en la mano, en vez de con la fina paleta y el juego de pinceles de pelos de crin de unicornio.

lunes, 23 de enero de 2006

Ya he contado antes en este mismo sitio lo que me gusta bailar, sobre todo con una pareja experta, que te lleva al son de la música, con la que es posible fundirse sin miedo a perder el ritmo. Por eso bailo tan mal con quien no sabe, porque me desconcierta y me lleva a trastabillarme, a tropezar, a descomponer la figura.
Cuando el partenaire escucha una música distinta a la que tú oyes e intentas acoplarte a su paso, el armonioso cuadro que forman la pareja que baila se transmuta en una parodia.
Cuando, además, ninguno de los dos miembros del dúo parece dispuesto a intentar escuchar la música que llega al oído del otro, la figura se convierte en un tira y afloja que acaba cayendo al suelo, con un ruido de tules estruendoso.
Entonces, parece que la única salida es levantarse, alisarse el frac y el vestido vaporoso y bailar solo, cada uno a su ritmo, dejando que sea el destino el que les una en la siguiente revolera.

martes, 17 de enero de 2006

Ayer, 21 meses después de producirse lo hechos, enterraron a los terroristas suicidas autores de la masacre del 11-M. Nadie acudió al entierro, nadie reclamó sus cuerpos. La noticia lo explica así. Morir sólo debe ser terrible, aunque no es este el caso, murieron juntos y murieron por su dios, o, al menos, eso les hicieron creer. Teniendo en cuenta lo importante que es para los musulmanes el rito del enterramiento, que, según ellos, les permite entrar en su paraiso prometido, quiero pensar que el desinterés de sus vivos por el mismo sea una muestra del rechazo absoluto a lo que hicieron. Es más, voy a pensar que es eso lo que quieren demostrar con sus actos.

lunes, 16 de enero de 2006

Hacía tanto tiempo que no tenía estas sensaciones que había olvidado lo placenteras que son. Alguien que te mima, que se preocupa por ti y te cuida, que te piensa, que te hace reir, que te acompaña, aunque esté lejos, que te dice en cada momento donde está, porque le gustaría que tú estuvieras allí. Tranquilidad, confianza, paz, sosiego, ilusión, juego, confianza.
Hacía tanto tiempo que no lo sentía que ya no recordaba lo que lo necesitaba, la falta que me hacía. No sé cuánto durará esto, ni lo voy a pensar, porque quiero sentir cada paso, cada avance, cada conquista. Quiero vivirlo intenso, a fondo, completo, total. Minuto a minuto.

jueves, 12 de enero de 2006

Que conste que no tengo dudas de que es una salvajada, que nadie tiene derecho a hacer lo que se ha hecho, que se merecen que la ley y la justicia (no siempre son lo mismo, aunque en este caso no creo que haya dudas) caiga sobre ellos con todo su peso, pero hay cosas que, igualmente, son intolerables.
Me refiero a ese caso en que una familia se ha liado a tiros con el pobre señor que, además del susto de creer que había atropellado a la chiquilla, perdió la vida el otro día en Sevilla.
Me refiero al modo de dar la noticia. Por supuesto, los familiares de la niña eran de etnia gitana. Por supuesto. Lo que no justifico es que se tenga que hacer esa mención en la noticia, lo que mismo que no se dice que el guardia jurado que se lió a escopetazos con sus compañeros de trabajo en Madrid, en la calle Montalbán, era de etnia paya, castellana, gachó o como queramos adjetivarlo.
Tengo amigos de etnia gitana, muy buenos amigos. Son gente normal, plenamente integrada, con sus costumbres, con sus ritos, con sus cosas buenas y malas, como todos los que no lo somos. Cada vez que veo una noticia así, me acuerdo de ellos, de Miguel, de Juan, de Salvador, de Rafa, de Antonio, de Cristobal, de Joaquín (Cortés, famoso baliarín, encantador, simpático, caballero y, sí, gitano y amigo). Y me da rabia y me parece injusto que unos pocos los califiquen a todos.

martes, 10 de enero de 2006

No soporto la mala educación. No me refiero a esa que te permite usar veinte tenedores y cucharas, cada una en su orden, según el plato elegido. Ni a esa que te permite conocer el tratamiento adecuado a la personalidad de turno como manda el más fino protocolo. No. Me refiero a esa eduación mínima que una debe tener, que te enseña a respetar al otro por el simple hecho de ser persona.
Hoy comíamos M y yo. Y ellos se han acercado a saludarme y ni siquiera la han mirado. ¡He sentido tanta vergüenza ajena! Y propia, porque debería haberles puesto en evidencia el "olvido" a mi compañera de mesa. Y sin embargo, no he hecho nada. Me he limitado a responder al saludo con su misma falsedad, porque ni siquiera era sincero, sólo busca el interés de la ventaja, esa que presumen que les puedo dar desde donde estoy. Incautos y falsos....y maleducados, muy maleducados, la verdad.

domingo, 8 de enero de 2006

No es que no me haya pasado nada que contar. Es que no he encontrado el modo, la manera de contarlo. Los acontecimientos me han dejado tan exhausta que no he encontrado la palabra adecuada para plasmarlos. Seca, así me he quedado después de lo vivido. Sin palabras, como si los silencios sufridos se hubieran llevado también mis palabras. Todavía no sé cómo hacerlo, cómo contarlo, cómo expresarlo. Me temo que debe salir poco a poco, con un café. Tal vez de este modo, a trompicones, a borbotones, salga la historia entera, como un parto. Entonces, tal vez la criatura viva sola, sin necesidad de mi aliento. Y me deje a mi tranquila seguir otras historias, otros anhelos, otras esperanzas. Ojalá.
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