viernes, 23 de julio de 2004



"No vives para la danza, sino que la vida te hace danzar. Se olvida que el baile no es un ejercicio, el baile es un estado anímico que sale a través de un movimiento. Por eso mi compañía está humanizada. Hay gordos y flacos, calvos, altas, con tetas gordas, sin tetas; es un pueblo que baila, no son bailarines que imitan a un pueblo. El baile no son los pasos, la danza es lo que hay entre paso y paso. Es como el toreo. Por eso bailar despacio descubre a los malos bailarines, como a los toreros los buenos toros".
(Antonio Gades: 1996)

sábado, 17 de julio de 2004

Aunque mi trabajo consiste en mediar, no es posible ejercerlo, convencer, hacer reflexionar a los demás, si no estás revestido de cierta autoridad. ¡Qué paradoja! Autoridad para mediar y componer. Pero no me refiero a la autoridad que se impone, la externa. Hablo de la que sale de uno, la que nace de la convicción de que lo que haces es justo y de que tú estás capacitada para hacerlo.
Mis amigos me lo habían dicho: "lo harás bien", me decían unos, "tú puedes hacerlo", me animaban otros, "nadie como tú podría hacerlo", hasta llegaron a decir los incondicionales.
La única que no me lo creía, que no pensaba así parecía ser yo.
Pero el otro día ví a esa chica mirándome a los ojos, confiando en mi, mientras yo le aseguraba que la apoyaría, que estaría con ella. Y me sentí bien, fuerte, segura. Y por primera vez irradié autoridad. Y los demás me escucharon, y empezaron a pensar que voy en serio, que, tal vez, a veces, la razón esté conmigo y yo lo sepa.
Empiezo a disfrutar con este trabajo.

jueves, 1 de julio de 2004

Jugar, disimular, llamadas, miradas, doble sentido, juego peligroso, mensajes. Incitante, excitante. ¿Merece la pena?. Me gusta, claro, pero no sé si merece la pena.
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