martes, 28 de octubre de 2003

Se despertó y recordó la noche anterior. Había estado bien. De pronto, el corazón le dió un vuelco. Ella, la perfecta responsable, la que siempre habla de seguridad, de control, de salud, no había tomado las precauciones debidas. ¿Y las consecuencias?. Hizo rápidamente números. ¡Diablos!. En su imaginario calendario la fecha estaba marcada de rojo peligro, de rojo consecuencias, de rojo terror. Respiró profundo, intentó tranquilizarse. Se volvió en la cama y le miró. Dormía plácidamente. Dibujó con el dedo su perfil, su bonita nariz, llena de pecas sutiles, su boca, jugosa y perfecta, su pelo negro, fuerte, sus hombros, su pecho. Y pensó que el bebé, si venía, tenía muchas papeletas de ser muy hermoso.
Entonces empezó a imaginarse la espera, el momento de la luz, la llegada del crío. Le gustó y sonrió. Al fin y al cabo llevaba mucho tiempo deseándolo, aunque lo que temía era el momento consciente de hacerlo, de tomar la decisión. Y mirá tú por donde haberse comportado como una inconsciente podía traerle la solución.
Despúes, mientras tomaban un café, le mintió: "He soñado que me quedaba embarazada". No esperaba otra respuesta. Dejación total de responsabilidades. Al menos al principio, pensó ella, porque cuando le viera, sabía que no podría evitar sentir más de lo que ella hubiese querido. Pero no importaba. Ya solucionaría el problema cuando se presentase.
Siguió imaginando varios días más. La fecha de la llegada, el primer beso, la primera sonrisa, el primer pañal... Por eso, cuando esta mañana manchó su ropa, en la fecha prevista, como siempre, no pudo evitar desilusionarse.
Esta vez tampoco iba a ser.

No hay comentarios:

free web counter