martes, 31 de agosto de 2004

No eres nadie, aunque te dice que lo eres todo. No tienes derecho a nada, ni una queja, ni un sollozo en su presencia. El lado amable, el reposo del guerrero. Silencio, no molestar. No dar motivos para el adios. Ningún reproche. Por dentro, señora de. Frente a los demás, sóla. Ni una réplica. Quieta. ¿Un minuto?. Vale. Todo por un minuto. Luego sola, siempre sola. En el pecado llevas la penitencia. Y siempre cerca del cielo con su mirada. Por su mirada. ¿Injusto?. Después lo pensaré. Ahora su mirada, su palabra. Su beso. Su adios, siempre su adios. Y siempre su retorno. Hasta que él decida que no hay retorno. Y yo muera. ¿Muera?. Nunca se muere. A veces, demasiadas veces, se vuelve a empezar.

No hay comentarios:

free web counter