miércoles, 31 de agosto de 2005

Tres generaciones de mujeres juntas y tres formas de vida tan distintas. Tres reacciones diametralmente radicales ante el pudor a nuestros cuerpos, por ejemplo. Mientras que mi abuela entra a regañadientes en la ducha, resistiéndose a quitarse el camisón, para que mi madre la ayude a lavarse, yo ando por la casa al natural, haciendo oídos sordor a los reproches que me hacen, a los avisos de que los vecinos me van a ver o de que me voy a resfriar, con estos calores. Mi madre se queda enmedio. Ayer, cuando entré en la habitación que compartimos, se estaba desnudando y, se tapó instintivamente. Qué distintas somos las tres con esto, me dijo. Cada una hija de su tiempo, supongo.

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