domingo, 25 de marzo de 2007

No sé para qué pido vacaciones. Para descansar el cuerpo, claro. Pero es que el ocio le viene fatal a mi mente. Cuando el cuerpo y la mente no están ocupados en el trabajo, en los problemas, en las idas y venidas, en las palabras de otros, en la rutina, cuando eso no ocurre, digo, la mente se me va para donde no debe. Los cinco días laborables corren raudos, sin que apenas sea consciente de ello, ni de nada, pero el fin de semana es otra cosa. Ahí vuelven los fantasmas, los terrores, las desilusiones, las ausencias. Y cómo descansar el cuerpo sin que pare la mente. Cómo encontrar el modo de que el cuerpo repose y la mente no se acerque a esos confines donde no debe ir, porque duele. Tarea difícil, me temo. Y la semana que vien empiezan las vacaciones, y las quiero, y las temo.

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