domingo, 4 de octubre de 2009

La mente humana hace asociaciones fácilmente, pero hoy no ha sido complicado. Hace 14 meses hice este mismo camino por última vez. No fui consciente a la ida, pero lo he sido plenamente a la vuelta. El mismo recorrido por el andén, la misma congoja en el corazón (o parecida). Y para rematar la película de a bordo. No, no es la misma. No recuerdo cuál fue entonces. Hoy he visto "El niño del pijama de rayas". Leí el libro en los escasos 5 ó 6 días que estuve allí esa vez. He recordado cada sensación que me produjo. Mis intentos por hacerle llegar la historia, el modo en que estaba escrito. Y su indiferencia, su lejanía, ya irreversible. He vuelto a llorar con el final de la historia. De las dos historias. Una incomprensible. La otra ya asumida, reciclada, tan lejana, tan extraña... Esa estación de tren quedará unida en mi álbum de recuerdos, me temo, a mis viajes con él o hacia él.

1 comentario:

Julio González dijo...

el tiempo hará que la estación cambie para tí. un día verás algo, una luz, una imagen y aquello pasará al fondo de la memoria.

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