miércoles, 20 de octubre de 2004

Reflexiones
Hoy llegaba a casa cansada, como siempre. Mientras bajaba los peldaños de la escalinata que conduce a mi casa, me llegó nítidamente, el olor de las empanadillas chinas que cocina mi vecina, coreana, simpatica y risueña que regenta el restaurante de comida para llevar que hay en la plaza donde vivo. Cambié el rumbo y me fui hacia ella. Es demasiado respetuosa para llegar a hacerlo, pero su sonrisa y su mirada me transmiten claramente un abrazo cuando entro en su local. "Tú muy guapa hoy". "Tú muy guapa siempre, hoy más", rectificó. Esta vez sonreí yo. Me preparó el pedido: empanadillas chinas con salsa de soja y ternera con salsa de ostras. Cuando me lo daba me dijo, de nuevo con su sonrisa perenne "Tú no trabajar tanto. No bueno. Tú no sola en casa. Tú cuidarte". Vaya diagnóstico. ¿Y si es que trabajo tanto para no tener que llegar a casa sola?.

No suelo creer en eso, pero por costumbre leo el horóscopo de periódicos y revistas. Casi siempre los leo con retraso y soy incapaz de acordarme si acertaron o no. Algunas veces se han producido coincidencias divertidas. El de hoy rezaba así: "LLevas demasiado tiempo queriendo con la cabeza y pensando con el corazón".
No me molesta pensar con el corazón. Me gusta, a veces, dejarme llevar por el cariño que le tengo a la gente y actuar en consecuencia. Pero es verdad que ya llevo demasiado tiempo guiando los asuntos del corazón con la cabeza, para controlarlos para no caer. Y agota.

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