lunes, 15 de noviembre de 2004

Lo malo de volver ver a amigos a los que no ves desde hace tiempo es que te plantan ante las narices esas afirmaciones rotundas que en su día hiciste. Son tu memoria viva, que te echa en cara lo que no has hecho, lo que no has cumplido. No lo hacen conscientemente, claro. Pero tú sufres esos envites del recuerdo como si fueran un ataque directo. Es lo malo de ser demasiado tajante. Y demasiado joven. Afortunadamente, con la edad, una aprende a aceptar sus contradicciones, a asumirse más cobarde de lo que era o más cauta o menos temeraria.
El sábado hubo más preguntas, más recordatorios. Mis planes de ser madre, mis ganas de compartir la vida con alguien, mis antiguos amores puestos al día por la necesidad de volver a contarlos. Y luego a pensar, porque de pronto ves que has evolucionado y no siempre para bien.

No hay comentarios:

free web counter