miércoles, 17 de agosto de 2005

La casa incómoda, el calor, la familia atiborrando el espacio, el poco espacio, los turnos de duchas, de aseos, de comidas, los horarios de sueño cambiados, la falta de intimidad, la ausencia de soledad. Los días pasan lentos, calmos, idénticos unos a otros. A pesar de ello, noto su ausencia y los echo de menos. Se les nombra en la casa más de lo que se merecen, pero es que forman parte de nuestras vidas, aunque ellos hayan puesto una barrera infranqueable entre nosotros. O tal vez la hemos levantado nosotros mismos, con nuestro mutuo silencio, cargado de reproches.
A pesar de que odio estar en estas condiciones, a pesar de que busco, sin éxito, un hueco donde leer tranquila, donde estar sola como me gusta, a pesar de que me aburre el paso del tiempo, me sorprendo a mi misma necesitándolos, viéndolos en cada rincón de la casa y manteniendo conversaciones imaginarias con los dos frente a mi. Qué mala es la nostálgia y qué duro es tener que hacerse la fuerte cuando lo único que tienes son ganas de que te abracen y te consuelen.

No hay comentarios:

free web counter