miércoles, 31 de agosto de 2005

¡¡¡Prueba conseguida!!! Temía yo que nuestros escarceos y su manera de ser mermaran nuestra amistad. Su silencio de tres días, después de nuestro último encuentro me habían austado y temí que los remordimientos le hicieran alejarse. Pero no ha sido así. Ayer nos tomamos una tinto juntos y, dentro de lo permitido entre dos amigos que están en un sitio público, se mostró muy cariñoso conmigo. Hoy he ido a su consulta a acabar de dejar surtida a mi abuela de sus medicamentos, más o menos homeopáticos. En la intimidad del consultorio me ha abrazado muy fuerte y me ha besado como él sabe. Fuera esperaban los demás pacientes, que han debido quedarse algo extrañados de que saliera de ver al médico con una sonrisa en los labios. No, no estoy enferma. Estoy contenta. Somos amigos, muy íntimos y grandes amigos.

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