jueves, 22 de diciembre de 2005

Ayer mi teléfono se colapsó, mi buzón de correos no paró de recibir misivas cariñosas, mi teléfono fijo no paraba de repiquetear. Mucha gente, tanta gente se acordó de mi. Llegaron besos, canciones de cumpleaños, mensajes y caricias de todas partes, hasta del otro lado del charco, tan cariñosas, tan tiernas, que las lágrimas estuvieron en mis pupilas bailando todo el día, haciéndolos brillar aún más.
Faltaron algunos, es cierto. Y como persona imperfecta que soy, los apunté en una lista, pero no encontré papel y lo hice sobre el hielo de mi copa, así que al rato, cuando quise mirar ya no estaba, se fue por el coladero del fregadero, su sitio natural. Porque sería injusto decir que no se acordaron de mi. Hoy sigo recibiendo gestos de cariño, así que mis pupilas siguen acuosas y yo sigo sintiéndome feliz y agraciada por tener tantos amigos que, de verdad, me quieren tanto.

No hay comentarios:

free web counter