miércoles, 4 de abril de 2007

Cuestión de principios
Él la miraba con ojos brillantes. Se acercaba a su cara para hablarle, muy cerca. Ella sonreía a través de sus rizos, esos que él apartaba para ver mejor sus ojos profundos. "Vamos a casa, tengo una botella de Moët Chandon. Podemos hacer diabluras en mi casa. Te quitaré la ropa despacio, te acariciaré toda, te haré sentir como nadie. Pero te advierto una cosa: no me gusta el sexo oral, no lo hago. Es una cuestión de principios".
Ella le sonrío, picara, desde sus profundos ojos. "¿Sabes?. Yo sí practico el sexo oral. Me gusta ver a mi pareja gozar con lo que le hago, sentir cómo se le eriza la piel, cómo se le agita la respiración, cómo se enerva su espalda de puro goce. Y no bebo champán francés, prefiero un buen cava catalán. Cuestión de principios".
Él pareció no entender. Ella sentenció. "Míralo de otro modo. No habrá sexo entre nosostros, pero ambos habremos mantenido nuestros principios intactos". Se dió media vuelta y se perdió entre la muchedumbre que llenaba el local.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay personas que obtienen más placer de causar placer que de recibirlo. Hay sexo egoísta y hay sexo generoso. Hay amor de pareja con mayúsculas y lo hay con letra pequeña y mezquina. Regarlo con Moët Chandon, Dom Perignon, o cava catalán o extremeño (que lo hay, y con regulación del consejo del cava), o con sidra o con vino de jerez, es menos importante. Pero tienes razón en la frase última: al final siempre hay una muchedumbre que lo llena todo.

Anónimo dijo...

... y, si él no lo practica,
él se lo pierde :-)

Anónimo dijo...

No practicar sexo oral es una cuestión de principios. Curioso alo que llegan los principios. Uno se mete en la cama con alguien y empiezan los ¡principios!. Hacer o no hacer algo puede ser una cuestión de de asco, o de disgusto o de lo que sea pero de principios...
No beber champan frances tampoco lo veo como una cuestión de principios sino de gusto por el cava. Pero se acepta como arma dialéctica.

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