miércoles, 20 de agosto de 2008

No creo que lo haya superado -¡qué diantre!-, pero sé que, al menos, he empezado a asumirlo. Estoy sola, otra vez. Lo bueno es que, a diferencia de otras veces, esta vez no estoy hundida, no he perdido la ilusión y sé que he sido capaz de pelear, de luchar, de convivir y de compartir. Me preocupaba que mi soledad me hubiera convertido en una egoista irracional y he comprobado que no es así.
Es curioso que diga esto, porque en este momento practico el gran egoismo, pero es sólo un remedio para curar las heridas: la importante soy yo, ¡qué diantre!.
Me esfuerzo por sacar lo bueno de todo esto. Ha habido momentos increíbles,plenos, llenos de alegría y de amor. Lamentablemente, las últimas semanas fueron un infierno. El recuerdo de esos días es oscuro, terrible, agobiante y en ellos me he sentido profundamente sola, absolutamente ignorada, totalmente anulada. Por eso fue una necesidad escapar, coger ese tren e irme.
Ahora, días después, pasado este desierto que han sido mis días sola en Madrid, empiezo a ver luz al final del túnel. Habrá recaídas, supongo. Recaídas en la nostalgia, pero espero que sean leves.

No hay comentarios:

free web counter