viernes, 15 de agosto de 2008

Que te dejen en agosto tiene varios problemas. Te estropea las vacaciones, porque, no sólo anula planes, sino que te quita las ganas de hacer otros. Pero tal vez el problema más grave es que no encuentras a nadie que te acompañe en tu pena. Los amigos, incluso los de verdad, se ponen a tu disposición para compartir sus planes, pero tú lo que quieres, lo que de verdad quieres, es alguien que llore contigo, que te abrace, que te consuele, que te acompañe. Y claro, eso en agosto....
Al principio, te llaman, preguntan cómo estás, cómo lo llevas, te animan -"cambiará de opinión, ya lo verás"-, pero luego la fuerza de las cosas les lleva lejos, física y mentalmente. Y no es censurable. Son sus vacaciones.
Pero como una es optimista por naturaleza, no puede dejar de ver el vaso medio lleno: si supero esto en estos días, no habrá nada que no pueda volver a hundirme (¡ojalá!).

1 comentario:

AB dijo...

Pues esta vez yo pensaba que no habría desenlace, sino nudo y continuidad. Me alegro de esa visión optimista, después de todo.

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