jueves, 19 de junio de 2003

He intentado mantenerme al margen de la tormenta política generada por estos lares. No porque me parezca un problema menor, sino porque he llegado a sentirme tan asqueada con estos temas que, simplemente, he querido obviarlos, pasar por encima, sobrevolarlos.
Pero hoy he escuchado en la radio el lamento de un locutor que se quejaba de eso, de la falta de compromiso. Decía este señor que era una pena que "la opinión pública", como elemento movilizador de la sociedad hace apenas unos meses, estuviese ahora callada. Y tiene razón.
Nos vendieron hace poco una guerra con el argumento de que había armas de destrucción masiva. Lo que no queda claro, después de semanas, es quién las tiene, quién las usó de verdad. Cuando se pregunta al gobierno, alega que no interesa a nadie.
Hace unos meses, un barco de muerte nos mandó su veneno a toneldas. El mismo gobierno dice que hoy está solucionado el problema; al fin y al cabo, sólo suelta una tonelada de fuel al día, minucias.
Ahora, ante la corrupción de dos señores paniaguados de la política, hablan de nuevas elecciones, para que los ciudadanos manifiesten su opinión.
Señores, los ciudadanos ya nos manifestamos. En las urnas, como pedían algunos, el 25-M. En las calles, como a mí me gusta más, durante meses.
Y ustedes, señores del gobierno, de todos los gobiernos, se chotean de nosotros.
Como diría un caribeño, váyanse p'al carajo!!!.
Pero no dejemos que hagan su santa voluntad, que no es santa y no es la nuestra.
Firmado: Gwendolin, subversiva e indignada.

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