martes, 8 de febrero de 2005

Centroeuropa.
Milán ya es otra cosa. Es centroeuropa y se nota. La ciudad es gris y los palacios, grandes, inmensos, señoriales, ya denotan otro estilo, menos mediterráneo, menos sur, más germánico. Demasiado al norte, supongo.

Cuestión de carácteres.
¿Los italianos?. Pues ha habido de todo. No somos tan parecidos, a pesar de nuestro origen mediterráneo común. Tienen como esa autosuficiencia que les da saber que el setenta por ciento del patrimonio de la humanidad declarado por la UNESCO en Europa les pertenece. Da igual cómo traten al visitante, no hay más opción que volver, y eso les pierde un poco. Pero, en general, no ha ido mal. Al final, era plenamente capaz de entenderme con ellos, chapurreando un itagnolo, bastante florido. Tal vez tendría otra opinión de ellos si les conociese sin el handicap de ser una turista. Habrá que volver, siquiera sea por recoger la moneda en la Fontana, como es tradición.

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