miércoles, 20 de abril de 2005
Lo consideraba un prodigio de fortaleza, porque, a pesar de todo, había conseguido frenar a mi subsconsciente, pararlo, amarrarlo y evitar su presencia en mis sueños. Me felicitaba por ello, porque, al menos, había una parcela de mi vida en la que no aparecía y eso me hacía sentir segura. Obviamente, he bajado la guardía, porque en las últimas semanas aparece en ese limbo en que me adentro cada noche. Pero sus aparciones son tranquilas, charlamos, se va y yo no sufro, aparece y desaparece y yo me quedo sosegada y feliz. Tal vez sea porque ya no es imprescindible para respirar. Tal vez mi subsconsiente ya no le ponga barreras porque ha cesado el peligro. Está bien, pues.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario