viernes, 18 de noviembre de 2005

Y Luis se hizo carne. Y resultó ser un chico agradable, atractivo, simpático, tímido, educado, todo un caballero y sencillo. Este rasgo es el que impedirá que haya algo más que amistad entre nosotros. Su vida es sencilla y no debería complicarla. Soy yo la que no debo ser egoista y dejarle vivir. Porque me gusta su compañía, me siento relajada, tranquila, a gusto con él, debo dejar que su vida no se complique más de lo necesario. Sí, ya lo sé, el que no arriesga no pierde, pero tampoco gana. Pero igual el juego no merece la ganancia. O igual sí. En fin, mañana, en nuestro desayuno furtivo, intentaré que hablemos de esto. O igual no, igual dejo que la conversación fluya por lugares agradables, luego cogeré mi tren volveré a Madrid y quién sabe lo que deparará el futuro.

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